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 A Debby se le ocurrió, que dejando en manos a Brendon la búsqueda de un buen abogado para Josh, trabajaría en la mejorar muscular de su amigo. Convencida, por Enrie, un niño de ocho años, que el vecindario no era grave y que no había patrullas rondando. Dedico sus horas a motivar las capacidades motoras de su amigo, ayudándolo a dar pequeños pasos sujetándole del hombro en el jardín trasero.

—No volverá a pasar —decía Josh—. Solo fue un día de suerte.

—Tyler iba a dar un paso en falso en la autopista y tú te pusiste de pie para sujetarlo. ¡Vaya dia de suerte!

—Tú eres la enfermera dímelo tú.

—Tu inmovilidad se debe a un accidente, pero tus huesos ya se recuperaron. Que tus músculos no te sostengan puede ser producto de una lesión cerebral o puede ser mental. Si es mental, podemos trabajarlo con un psicólogo, pero el primer paso siempre será aceptarlo y no es fácil.

—Debby, si es solo aceptarlo. Yo acepto que quiero volver a caminar.

—¿Aceptas que perdiste tres años en una silla de ruedas por miedo a que te dolerían las piernas, cuando al intentarlo pudiste tener una mejor vida?

Josh se retrajo, Debby le sujetaba, le ayudo a volver a su silla.

—Si acepto, eso, ¿Podre volver a caminar?

—No lo sabemos. De eso se trata. De avanzar y aceptar las consecuencias.

—¿Y si no puedo? ¿Y si realmente no puedo volver a caminar nunca? ¿Podría ser Debby? ¿Podría?

La mujer le abrazó con cariño.

—Un paso y luego otro, trabajaremos en esto, tranquilo —le acuñaba hacía su hombro—. Por cierto, ¿Dónde está Tyler? Brendon se lo llevo temprano al restaurante, pero ya debería volver ¿No?

—Tal vez no le gusto el trabajo que le ofreció Brendon. Me apena por él, nuestro amigo lo ha tenido todo siempre no necesita trabajar, no sabe cómo. No nació para este mundo.

—Tyler no es un niño, tiene que crecer, ya es un hombre. Afrontar no le va a matar.

**********

La señora Joseph alistaba las maletas hablando con su hijo en la habitación de este. Tyler estaba sentado en la cama con su novia abrazada a él. Brendon negoció la integridad de su restaurante entregándolo a su madre. No le culpaba, realmente su plan era abandonarlos tarde o temprano, le apenaba que Brendon se sintiera culpable después de esto o que le culpen alguno de los otros, pero fue lo mejor que podía pasar. Estar huyendo con ellos no era su mundo.

—Mamá, ¿Cómo superaste la muerte de mi padre? Cuando él se fue y te encontrabas sola, yo enfermo y Marcos en la universidad ¿Cómo pudiste salir adelante?

—No hablamos de esas cosas en casa, Tyler —dijo la mujer mayor—. Demuestra tus modales, Jenna esta aquí.

La joven rubia le dio un beso en la mejilla a su novio.

—Cómo murió él —insistió Tyler. Que se dejaba hacer por la novia, pero no perdía de vista a su astuta madre. Quien, cumpliendo su palabra de ir contra sus amigos, le había recuperado de una forma, nada decente.

—¡Tyler basta ya!

Jenna se enrosco en el brazo del muchacho para que este no abandonara la habitación.

—Solo quiero saber algo —dijo firme el joven—. ¿Papá descansa en paz?

Ya en la sala, habiendo sido echado de la habitación donde la mujer mayor a listaba las maletas de su hijo, pues planeaba llevarse a Tyler a la ciudad donde viviera su primogénito. Estos estaban en la cocina, Jenna preparaba sanguches para ambos. Miraba a Tyler con preocupación.

VOICE // JoshlerDonde viven las historias. Descúbrelo ahora