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Habia caído la noche. Un poco de viento congelado, manos tiesas y un cosquilleo en el estómago. No había conseguido un traje, quería uno lo buscó toda la tarde junto a Ryan en los centro comerciales más caros, pero no encontró. Ahora descansaba con el rostro apoyado contra con ventana, cruzado de brazos, vigilando, alerta por si algún chico aparecía caminado hacía su casa, alguien con las intenciones de cumplir su palabras, pero nada. Nada. El reloj marcaba las nueve, nueve y cuarto, nueve y media, un cuarto para las diez y cuando el muchacho ya se había quedado medio dormido sobre sus brazos un sonidito familiar lo hizo brincar. Llamaban a la puerta, apresurado corrió tratando de quitarse el sueño con las manos.

Aquí estaba él, y con un traje.

—Que patético soy —fue su saludo— He rentado un traje suponiendo que te conocía.

Con la sonrisa adormilada, y habiendo echado un vistazo escaleras arriba, por si acaso, lo atrajo de la corbata dejando un beso sobre sí.

—Hasta das mejores bienvenidas que yo.

Josh llevaba una casaca de encaje con pantalones Channel (juraría que vio al frentón en eso antes) y una ligera fragancia que estaba convirtiéndose en su favorita está noche. Tyler camino apenado por estar informal, además que parecía el hermano menor de un hombre de negocios importante, las zapatillas de flores y los pantalones ajustados estaban de sobra.

joder

—Di algo —dijo Josh, lo miraba con curiosidad. Su sonrisa se había ensanchado y ahora tenía las manos escondidas bajo los bolsillos.

—Estoy nervioso —admitio el menor.

—Piensa en otra cosa, ¿Que mentira le dijiste a tus padres?

Tyler bajo la mirada apenado, no le hacía ningún orgullo admitir que había engañado a sus padres está noche.

—Dije que iría a una fiesta.

Josh movió las cejas —¿y...?

—Y, que era en casa de unos amigos del teatro —tomó aire—Dije que ellos eran familia pero sus padres vivían en otro país, que recibían dinero los fines de semana para sobrevivir y que hacían una fiesta porque después del teatro desaparecían de Ohio y no volveríamos a verlos jamás.

El mayor estaba mirándolo atento, trataba de retener todo lo que salió de su boca sin encontrarle explicación, Tyler había creado toda una historia solo por no decirle a sus padres que iba a la casa de Brendon. Respiró profundo apartando el hecho de que sus padres debían ser tipos muy duros, mientras se lo preguntaba.

—Asi no harán más preguntas. —fue lo único que este respondió.

El camino a pie era largo, había que  tomar unos cuantos buses, y un subterráneo pero fue mejor. Josh bromeó sobre lo difícil que le había sido tratar de conseguir un auto, había intentado rentar uno pero esas cosas ya no son posibles en pleno siglo XXI, lo tomaron por un anciano. Aseguró que su empeño se debía a que tampoco había tenido una cita antes, con un chico claro, y quería que salga todo bien.Admitió que quería lucir bien para él.

—No digas eso —comentó el menor apenado. 

—¿Por qué? ¿No funcionó? —preguntó— Vaya... creí que estabas derritiendote por mí.

Los colores tiñeron su rostro, Tyler contuvo el aire odiando no haber recibido más cumplidos en su vida, y ponerse así solo por palabras al azar. Pero era verdad, no había recibido cumplidos antes, tenía derecho a ponerse así a sentirse bonito. 

—Sé confidencial —pidió con una sonrisa. No todos los días te tratan bien. 

Caminaban a unas cuadras del lugar. La música era tan ruidosa que empezaba a distinguirse a la distancia. Este lugar era inmenso, una zona aledaña a la ciudad pero casi tan alejada como para ocultarse a la perfección. Josh había salido cuando Sor Ronda se quedo dormida en su despacho, como el Reverento Morgan y las demás sacerdotisas se iba a casa a descansar, se escabullo por la entrada huyendo de los drones que custodiaban el lugar. Todo por esto, todo por salir un rato a caminar. Tyler estaba impecable junto a él, tanto que provocaba acariciarlo, no podía engañarse había hecho todo esto por él.

VOICE // JoshlerDonde viven las historias. Descúbrelo ahora