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"¿Qué pasa contigo?" —Se pregunta Tyler.

Escaleras abajo, un grupo de  profesionales en la asistencia medica, animan sin éxito alguno a la señora Joseph en aprobar la inclusión de su hijo Tyler a un curso educativo para jóvenes que no siguen estudios universitarios. Mi hijo no esta interesado, gracias. Los rechaza. 

"¿Cuándo dejaste de tomar decisiones por ti mismo?"

Es Agosto, todos los jóvenes de su edad están cursando el final del primer año en la universidad, muchos  ya son independientes otros aprenderán, algunos sufren el cambio de rutina otros lo disfrutan. Todos atraviesan cambios, todos aprenden. Aislado, Tyler observa su vida pasar frente a sus ojos sin poder hacer  movimiento alguno, no interactúa con personas que su madre no aprueba, a Brendon no sin duda ni aprueba, y está casi seguro de que al pelirrojo tampoco lo aprobaría.

Conversar con su madre a sido un intento penoso después de lo ocurrido hace un par de días. Desde que huyó por la ventana de su habitación y dirigió sus culposos pasos hacia ese lugar sin permiso, no ha dejado de oírla sermonear al respecto alejando sobre los peligros que viven en la calle, el riesgo de las decisiones infructuosas. Todo lo que gira en torno a sus decisiones últimamente está mal y eso lo asusta porque teme no poder complacer a las personas que lo protegen como Jenna y su madre. Mientras piensa en sus rostros baja las escaleras asomando curioso su mirar hacia el salón principal, el ruido al interior se incrementa cuando unas cuantas cajas caen sobre otras. Su madre está haciendo maletas.

— Cariño, ¿Estás listo? Vendrán por nosotros en una hora —dice ella. Con un movimiento pide que se aproxime a ella. Hay ropa que intercambia de una maleta a otra. 

— ¿Quién llamaba a la puerta, madre? ¿Amigos? —pregunta tomando una maleta pequeña.

Ella presiona el interior. Sin duda los tacos que quiere llevarse consigo no la acompañaran está temporada.  —Oh no bebé, solo eran pobres muchachos buscando ayuda para boleterias, no tiene importancia.

Boleterias, así llamaba su madre a todas las invitaciones que la universidad de Ohio enviaba a Tyler para incluirlo en algún programa extra curricular, muchos de los catedráticos de Perterson aún se negaban a aceptar que alguien tan joven como él abandone sus estudios cuando rezaban que le esperaba un gran futuro. Su futuro se había convertido en la distinguida labor de separar ropa a colores de blancos, en un maletínes de cuero polines. 

— ¿A dónde viajamos? —pregunta desanimado. Vivir con su madre ha sido, acatar decisiones seguras y dormir en vuelos de noche antes de lujosos fines de semana.

— A Hawai.

Desconcertado: — ¿Así de pronto? Creí que este año empezaría a estudiar.

— Sabes que no necesitas eso, cariño.

Está es una discusión que han tenido meses atrás, un debate al que no hay mucho que añadir pues Tyler lo tiene muy seguro. No puede ir a la universidad porque ha perdido el último año escolar, no ha seguido una preparación previa y su madre alega imposible enviarlo a una guerra sin haber conseguido los músculos suficientes.

— Puedes estudiar en Europa —dice de pronto con tranquilidad. —Puedes mudarte allá y dejar a tú pobre madre abandonada aquí si quieres.

Europa es un sueño que Tyler anheló por mucho desde que su recuperación permitió instalarse nuevamente en casa. Retomar su vida normal no ha sido fácil, luego de salir de urgencias la recuperación junto a su madre los unió mucho. Con el padre ahora ausente  y la vida de su hermano Zack fuera del país, alejarse de ella es lo último que desea. 

VOICE // JoshlerDonde viven las historias. Descúbrelo ahora