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Era joven, un niño haciéndose hombre pero podía tener lo que quisiera. Josh no contó con la misma suerte, jamás tuvo ni en sueños todo lo que Tyler había tenido desde niño, no contó con lujos, no contó con amigos que no hablaran de necesidades, él abundaba entre ellos, fue un niño viviendo entre sueños, diferente a Tyler, un niño de ensueño.

Ante el asombro de los demás reos, había uno más que jamás habían notado. Un joven pequeño que los observaba con asco e indiferencia, de pie junto a  él aguardaba otro hombre, un pelirrojo que inspeccionaba el lugar con igual repugnancia que su cliente, habían ya notado todos que era un abogado, los resguardaban dos oficiales de alto rango.

— Sería apropiado que el señor Joseph, conozca a los demás. —hablo uno de los oficiales. 

El abogado se negó de inmediato pero para sorpresa de este, el menor dijo que sí. 

—Quiero cruzar —sonrió el castaño. Sujetaba la mano de un ansioso peliazul a través del cerco de metal. Los ojos del peliazul estaban tan conectados a los suyos que no podía dejar de perderse en ellos.

Los inocentes pagan por los verdaderos culpables, es cierto. El viejo Tyler lo sabía muy bien, no importa cuantas batallas internas estuviera dirigiendo ahora por tomar el mando de su cuerpo y recuperar su mente, mientras Misty siguiera consiguiendo todo con sonrisas como las que pintaban su rostro aniñado ahora mismo, él estaba fuera de combate. Este era un mundo diferente, y el viejo Tyler ya no pertenecía aquí.

— Gracias —murmuro Josh. Frente a él, el rostro que conocía sonrió resplandeciente acariciando la palma de su mano. 

Dolía, dolía ver a Josh y no poder tocarle, hablarle, calmarlo. Tyler quería volver a él, abrazarlo y esconderse en su pecho con tanta fuerza que no volviera a temer jamás.... pero no podía, no pertenecía aquí, este ya no era su mundo.

Los oficiales guiaron a Joseph a través de un compartimento interno para adentrarlo al perímetro. Fue un viaje corto que puso los nervios de punta a su abogado, Gerard tenía una descarga de impotencia, había gestionado y pagado todo lo necesario para mantener alejado al menor de los demás reclusos y ahora era él mismo Tyler  quería meterse en el corral de mascotas, no podía creerlo. 

  —No entres, te lo prohíbo. 

Lo ignoraba, el menor caminaba tranquilo resguardado de sus oficiales a paso ligero hacia el encuentro con Josh. Estaba entusiasmado aunque no lo aceptara, Josh le recordaba a un buen polvo, y eso lo tenía así. 

—¿Me estas oyendo? No quiero que entres ahí, Tyler.

Sus pasos no cedieron, su sonrisa no desapareció. Tyler siguió a paso firme, caminando con intensión a encontrarse con su amante. Le gustaba Josh no podía negar eso, solo con verlo quería inclinarse frente a él, arrodillarse, o tirarse sobre él, daba igual, sentía despertar su interior y no quería reprimirse.

A la distancia visualizo pequeñas gotas de agua que caían del techo, y para distraer a su abogado menciono aquello, quería a Gerard con las narices (ideas) lejos de Josh.

— ¿Qué mierda es ese lugar?

Gerard, que lo seguía sobre los talones buscó lo que señalaba el menor y aunque no encontró cartel alguno que indicara goteo,  si la escalera que vislumbró con escalones al subterráneo, eso ayudo.

— Es la lavandería —aseguró— Ningún pobre diablo bajaría ahí, esta infestado de ratas.

Los pasos de Tyler se adelantaron y con gesto de repulsión se alejo de Gerard, los oficiales no lo perdieron de vista a unos cinco pasos por delante pero si cuando corrió de pronto. Tratar de alcanzarlo fue imposible, quién sabe como habría aprendido a correr así pero desapareció muy pronto de la vista de todos. Gerard corrió con los oficiales también, asustados por algún intento de huida, ya que de Tyler podía esperarse lo peor. 

"Si pudieras oírme Josh, si tan solo supieras que estoy gritando ¿vendrías a buscarme?"  Misty buscaba el camino hacía Josh pero no sabía como, mientras reía, en su interior atrapado en las islas de su mente, indefenso y a tan solo dos pasos de dejarse vencer Tyler lo observaba todo con lagrimas en los ojos. 

Los oficiales estaban en la puerta principal, esperaban la llegada del nuevo recluso pues se les había informado a todos el valor de este y sabían que debía ser sublimes con él. El prisionero que no compartía el pabellón con los demás podía ingresar al patio deportivo cuando quisiera, bajar por los pasillos si lo deseará y estos estaban obligados a brindarle cuidado, había mucho dinero de por medio, así que cuando Josh se acercó un poco a la entrada y visualizó a Tyler medio perdido por los pasillos, no permitieron que se acercará más, no quería cometer errores.

—¡Tyler! —gritó Josh— ¡Tyler, por aquí!

Kady, el oficial, lo golpeo con cizaña para alejarlo de la puerta, obligandolo a retroceder sobre los demás que aguardaban curiosos. 

No lo permitiría, no lo separarían de él otra vez. 

Burló la guardia de los oficiales, se aventuró por debajo del brazo que quién lanzaba garrotes a los demás y casi sin ser percibido logró llegar a los pasillos. Tyler no estaba donde lo había visto hace segundos había tomado otro camino, se aventuró un poco por el estrecho corredizo a pasos preocupados pues deambular por estos lugares era peligroso, estaba lleno de oficiales. Retrocedería para volver cuando sintió las frías manos de alguien sobre su rostro, alguien cubrió su visión por detrás. 

— ¿Quién soy? —la dulce voz del menor llegó a su ser, renovando su interior.

Sonrió

— Eres tú 

Su visión volvió a llenarse de colores. Josh acarició el rostro del más joven y el castaño cerró los ojos complacido:

— Estas aquí, por fin estás aquí Ty

Tal vez no viajó por todo el mundo, no conoció personas importantes, no se uniformo en las mejores escuelas del estado, no obtuvo el primer disco de sus estrellas, ni tuvo más que lo vestía pero, lo tenía a él. ¿Y si alguien tan perfecto como Tyler se había fijado en alguien insignificante como él, que tanto hubiera valido ser de oro si terminaba alejándolo del cielo?

Josh se aferró al menor como si su vida dependiera de ello. No quería soltarlo, se resignaba a creer que fuera una ilusión y que al abrir los ojos estuviera desangrándose sobre el suelo con un arma contra su cabeza. Estaba muy sensible, este lugar podía enloquecer a cualquiera y la locura no es algo que desconociera. Con lagrimas en los ojos, fue él quien se encogió en el pecho del menor esperanzando en que con solo tocarlo Tyler hiciera desaparecer el dolor.

Quería abrazarlo, Tyler quería sentir su pecho latir y oírlo respirar, pero Misty-Eyed simplemente no quería un abrazo, quitó las manos de Josh de su rostro y ante la sorpresa del mayor, se inclinó sobre su labios con seguridad.










*Gerard observando a la distancia*

*Gerard observando a la distancia*

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VOICE // JoshlerDonde viven las historias. Descúbrelo ahora