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Era otro hermoso día de verano, el ensayo había terminado temprano hoy, como el gran día estaba a la vuelta de la esquina todos andaban muy ansiosos habían practicado tanto que las escenas se hacían cada vez mas familiares y así todos podían volver a casa a prepararse mentalmente para el gran día. Zack, el hermano de Tyler, vendría por él dentro de dos horas. Razón por la cual había abandona Peterson hace ya un buen rato.  Se dejó convencer por el mayor de salir un rato a caminar, habían terminado las labores juntos, la carga fue más ligera así, más aún cuando ya no tenía la horrible gorra a presión sobre él. Estaba liberado, y se sentía mucho mejor. Caminaban juntos:

—Oye Josh, sobre la pregunta que te hice hace días, tu eres fel..

El mayor apresuró los pasos, el día era muy soleado estaban ambos en pantaloncillos cortos y Tyler traía anteojos oscuros. El mayor lo dirigió hacia una tienda de discos. Hacía mucho que no se sentía tan ansioso por evitar algo, hace años había evitado ver a su padre cuando se tiñó el cabello, ahora huía de una respuesta. Llegaron a una pequeña tienda ubicada en derredor al parque central. 

Mientras se odiaba, Tyler se distrajo con unos discos que estaban mal ubicados, eran muchos de diferentes colores y texturas, incomodado por el desorden empezó a ordenarlos uno por uno, cada uno por orden alfabético, lo hacía bajo la mirada indiferente del mayor. 

—Deja los discos Tyler se quejó Josh hay empleados para eso.

El menor sostenía dos en manos cuando respondió —Lo sé, pero deben estar tan avergonzados como tú.

Sus palabras no fueron maliciosas, no podían serlo porque tenía una sonrisa en los labios y le brillaban los ojos de acomodar esos mugrientos discos que ya nadie quería. Josh, que lo miraba culpable, sintió el mal sabor de sus palabras en la boca, y ese sabor trajo devuelta el recuerdo de la mirada culpable que su madre le había dirigido hace mucho, cuando este le enseño su cabello azul. Ayá cuando tenia dieciseis, cuando era un chiquillo con sueños. Haciendo memoria recordó que palabras había soltado esa noche.

Josh se asomó a la ventana, era una horrible noche de otoño. 

—¡Qué bueno que eres tú! —gritó ¡Pasa!

Una mujer robusta y de estatura media ingresó empapada de lluvia al interior. —¿Por qué no habrías la puerta, Josh? Creí que algo malo te había pasad...

Josh aún espiaba por la ventana, y no prestaba atención.

—Creí que eras papá— dijo. Señalo su cabello aún de espaldas. —No se lo vayas a decir, me echará de la casa.

Como la mujer no contestaba, y a sabiendas de que ningún auto se estacionaria, el menor se giró al interior encontrándose con la mirada su madre. Una mirada lejana y  tan quebrada que incluso su rostro podía reflejarse en esos ojos, había un sentimiento burdo que solo pudo relacionar con lo que era, el rechazo. El peor sentimiento que había conocido hasta ahora.

 ¿Por qué lo hiciste? —pregunto. —Eres tan egoísta para no pensar  nosotros antes. ¿Lo eres? ¡Qué dirán las personas ahora! Cuanto te vean pasar ¿Qué dirán? ¡¿De quién es hijo de este muchacho?! No te juzgaran a ti, nos juzgaran a nosotros. ¡Porque no piensan en las personas antes!

No podía permitir que Tyler lo mire así. No dejaría que alguien mas volviera a rechazarlo, aún si Tyler descubría el mensaje no le daría ese poder. Llenó sus pulmones, tomó dos discos y empezó a ordenarlos sin siquiera pensarlo. El lugar era acogedor, no era muy llamativo no ingresaban muchas personas. Pasaron así la tarde entera ordenando discos ante la mirada curiosa de quién se cruzará, ya habían arreglado toda la sección de publicidad​ cuando un encargado se acercó a ellos y perguntó:

VOICE // JoshlerDonde viven las historias. Descúbrelo ahora