VOICE // Joshler

29

Tyler observaba somnoliente el rostro de su compañero. Al despertar, el castaño descubrió una enorme pila de papeles frente a él, razón por la cual su disguto no mermaba. La pequeña torre cubría su visión hasta el punto de dejarlo ansioso. 

— ¿Y esto? —preguntó por fin. Había intentando retomar el sueño pero la sombra no lo dejaba. 

Gerard, vestido a saco y corbata desayunaba frente a él, el día había amanecido hace mucho.

— Es un regalo 

— ¿Para mi?

Viró los ojos — Si, y ya se que preguntaras"¿son papeles?" y la respuesta es si

El de ojos soñolientos se incorporó perezoso sobre sus codos.

— Me crees tan idiota como tú, dime para qué son. 

El pelirrojo sonrió, añoraba escuchar su traviesa voz tan ausente cuando lo espiaba descansar. 

—  Es tu salida de este lugar.

Luego de haberse duchado, el menor estuvo listo y bien vestido. Asistirían a un pequeño juzgado de oficina, la repentina noticia lo tomó desprotegido, en lo único que pensaba era en donde encontrar a su familia para acabar con el trabajo, pero Josh también estaba en su mente, no había ido a verlo la noche anterior, necesitaba contarle esto. Con su salida podría buscar a los contactos de sus adinerados tíos y Josh estaría libre en horas, él no había cometido delito alguno solo necesitaba un buen abogado (Gerard no) y un juez de su parte. Lo haría. Emocionado por como estaba saliendo el plan, decidió rosearse un poco de perfume del pelirrojo y buscar entre sus cosas una corbata. Estaba silencioso cuando un oficial ingresó a la celda, la autoridad en su voz rompió su burbuja pero no se permitió apresurarse, decidió tomar su tiempo, le resto importancia a la conversación que mantenía el oficial con su abogado, hasta que un desconocido ruido lleno sus sentidos; ¿llanto? ¿quién lloraba?

***

El peliazul era conducido por dos guardias, su camino por el pasillo no podía ser más ruidoso, muchos de los reos conocían a Freddy desde hace años; era un reo muy respetado por brindar protección a otros. Ahora que Josh recorría el pasillo, y la noticia se expandía por cada rincón sus piernas se sentían más débiles y en su mente sus pensamientos no dejaban de atormentarlo. 

¿Qué hiciste, Josh?

Los pifidos, los gritos, las groserías, las maldiciones, todas eran dirigidas al muchacho más joven de entre todos. El de rostro pálido y ojos rasgados, el muchacho intimidado por los demás. Josh no podía despegar su rostro del suelo.

Eres un asesino ¡Lo mataste! 

Los oficiales silenciaban a los demás reos pero ni ellos mismo podían contener su disgusto, a cada que Josh resbalaba en el suelo aprovechaban para golpearlo hasta verlo sangrar. 

¡Asesino!

Era un camino largo, y recién empezaba. 

***

— ¿Qué es eso? —pregunto el castaño, señalando hacía donde se encontraban los dos hombres mayores frente a él. 

Gerard se giró hacía él, una sonrisa nueva adornaba su rostro:

— Es un bebé —dijo sin más— Es mi hijo, Tyler.

El castaño observo curioso al infante entre los brazos del oficial, se rehusó a aproximarse. — Bonito tu hijo pero ¿qué hace aquí? —pregunto ceñudo.