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— Volveré en media hora, no me tardo. —dice Tyler, antes de ser capturado por su madre cuando intenta atravesar la puerta de su habitación. 

Ocupa el borde de la cama, observa a la mujer mayor con  ligera preocupación en el rostro e intenta decir algo pero ésta vuelve a silenciarlo. Los ánimos no están nada pacíficos desde la noche anterior que llegó a casa luego de salir sin informar sobre su paradero. Asustada, la señora Jopseh había incluso llamado ya a los oficiales para notificar la desaparición de su menor hijo. 

— Pensaba salir a caminar un rato. —dice Tyler.

— Asi... ¿Y a dónde iras? —pregunta la mujer con autoridad. Tyler tiene alrededor de veinte años, pero frente a la voz prepotente de su madre se siente de cinco años otra vez. 

— A la calle

— ¡Mientes! —grita la mujer de pronto.

Asustado el castaño encuentra su mirada: — Te contaré pero no te enojes. —dice.

Agotada, la mujer se toma el rostro entre manos mientras camina de un lado al otro dentro de la habitación restando importancia a las últimas palabras de su hijo. 

— Es culpa de ese muchacho. —concluye por sí sola— El chico Urie es una mala influencia para ti. Te esta conduciendo a sus peligrosos pasos.

— Brendon no es peligroso, mamá. Es mi amigo.

Frente a la poca paciencia que la domina, inhala un poco antes de seguir. — Cariño, a estás alturas de la vida yo ya no considero a nadie "tu amigo", ya una vez estuve a punto de perderte y no voy a cometer el mismo error. 

— Pero mamá...

Tocan la puerta

Pero nada. Olvida esa salida, no sucederá. Jenna debe estar afuera —señal la mujer. — Ojalá ella te haga entrar en razón.

~•~

Tyler espera silencioso por largos minutos, sucumbiendo entre la ansiedad y el perdón que luchan por intensificar sus decisiones. Es penosa la lucha por tomar decisiones que incluso el sonido los pasos que se aproximan a su habitación son silenciados por su angustia.

Los peldaños chirren y la alfombra se empaña. Antes de concretar acción alguna, encuentra invadido su espacio. Obligado a dirigir sus pasos, camina hacia la puerta, descubriendo un rostro familiar.

Tyler  —saluda una mujer joven. 

En afecto, unos delgados brazos han llegado hasta su cuello y lo rodean con  suavidad.  La persona que lo está abrazando deposita un beso sobre su mejilla y se introduce a la alcoba sin esperar invitación alguna.

— Hablé con tu madre toda la noche, ayer. —dice la joven de cabellos  rubios. Dejando su casaca sobre un estante termina de humectarse las manos antes de enviar el envase al interior de la cartera rosa que carga sobre su hombro izquierdo.  — No puedo creer que te metieras en problemas después de todo lo que costo tu recuperación, Tyler.

Añadiendo más conjeturas, la rubia lo sermonea por veinte largos  minutos antes de que el muchacho consiga posición alguna de la palabra. Avergonzado, silencioso y pensativo, Tyler toma la perilla la puerta seguro de que su madre no subirá las escaleras, y la asegura con rapidez. 

Sé aproxima hacia ella. —Tengo que contarte algo.—logra pronunciar con ansiedad. —Pero es un secreto —añade—¿Me aseguras que nadie lo descubrirá si te lo cuento?

Ligeramente sorprendida, la muchacha sonríe con paciencia. — Tienes mi palabra, Tyler. 

Aliviado, el castaño toma lugar sobre la cama. Estirando las piernas y sonriendo al rostro de la muchacha que abre las ventanas dejando la luz ingresar a su habitación, la observa con la confianza que ha nacido en su pecho desde que la conoció. No esta listo hasta que ésta se recuesta a su lado, y le observa también. 

VOICE // JoshlerDonde viven las historias. Descúbrelo ahora