VOICE // Joshler

12

Eran las cuatro de la madrugada. El muchacho caminaba tranquilo jugando con el viento congelado que salia de sus labios, las calles a su paso le resultaban familiares, conocía este vecindario por los ojos de Tyler, realmente él nunca había vivido aquí. Misty-Eyed recordaba su hogar, el lugar en el que creció, donde jugaba todas las mañanas con James, recordaba ese lugar y esté no era aquel. La luz sobre el porche estaba encendido. Sonrió. A esta distancia la puerta de la casa se veía más hermosa, color claro con manchas de polvo y humedad sobre la madera ¿Habría alguien llorado aferrada a ella? Ojala que sí pues la conmoción de un corazón bombeando tan rápido, encendía en su sistema una bombilla en particular. El miedo al igual que la sangre lo excitaba. Emocionado, escondió la navaja ensangrentada en los bolsillos traseros de sus jeans y apresuró los pasos a su destino. 

Había sido rápido burlando al hombre de seguridad pero ahora sus pasos, ciegos por la adrenalina, lo habían condenado a resbalar sobre un charco de agua en medio del camino. Y ahora que la  luna de protagonista alumbraba el lugar, cayo en cuenta de que jamás había tenido un recuerdo antes. Lo entendió porque descubrió que aquel era el charco que había pisado la última vez, cuando encontró a Josh hablando solo sobre la vereda, su primer recuerdo después de las escaleras. 

Demonios, le gustó muchísimo. Aunque intentó no pudo ignorarlo esa noche, se acercó a él sin motivo aparente solo porque sus pasos quisieron detenerse junto a los suyos, fue así, pero cuando descubrió los tatuajes que se exponían sobre su piel había visto a través de los ojos de Tyler, vió que ese muchacho encorvado que solo se culpaba, era el famoso Josh. 

Como su casa estaba a unos pasos llegó a ella sin vacilar; con las ideas solidas y ni una gota de remordimiento empujó suavemente la puerta. La luz lo recibió dañando ligeramente su visión pero ingreso tranquilo, todo en lugar estaba en silencio. La iluminación tenue del segundo piso, confirmada por las escaleras, le aseguró con desdén que todos debían estar dormidos o fuera de casa. Por la facilidad con la que había ingresado sin ser visto por nadie, decidió que esperarlos no era mala idea. La luz del salón central estaba apagada así que esperaría ahí.

Encendió la luz. 

—No estamos solos. —murmuro alegre con lo que ojos había descubierto— Mira a quien tenemos aquí ¿No es Papá, Tyler?

Frente a él, descansando en la comodidad del ambiente, encontró al señor Joseph recostado sobre el sofá de dos plazas beige que hacía juego con la alfombra de terciopelo y las cortinas. Fue cuidadoso, se quitó las zapatillas con una gran sonrisa que ensanchaba sus mejillas, la mesita de noche junto al gran hombre evidenciaba una cena mal improvisada de ultimo minuto, leche y galletas, con mechero de pipa que no había visto hace tanto. 

—Alguien quiere una nueva cita con el colesterol. —se burló. 

La situación, como se veía ante sus ojos, a meritaba desatar sospechas. Alguna razón habrían tenido para no asegurar la puerta y debiera él tratar de buscar esa razón, pero su padre estaba aquí, frente a sus ojos totalmente servido ante él, no iba  desaprovechar esto. 

Fue rápido, la lentitud y el gozó habían echado a perder muchos asesinatos a lo largo de sus pensamientos. Tyler; el menor de los Joseph, el jovencito de cabello castaño, sonrisa infantil, petulante y engreído;  tiró su mochila contra el suelo y de esta saco el arma que había cargado en el camino. 

—All the other dads with perfect children. —colocó la boca del arma a la distancia del hombre que dormía. —You'd better run, better run, run run my gun. —Y jalo del gatillo.

El estruendoso sonido abrió fuego en el lugar. La bala había impactado contra el mechero que voló por la presión contra el sofá y ahora hacía arder también las cortinas. Removiéndose totalmente aterrado, el gran hombre dio un feroz salto sobre el suelo cayéndose de espaldas frente el más joven.