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Josh estaba cortando, con minucioso cuidado, las pequeñas espinas que se habían apoderado de los nuevos rosales de su tía. Sor Ronda no estaba muy satisfecha, había estado regañándolo constantemente, y abogaba a su defensa que el joven ya no estaba rindiendo como antes. Su trabajo se había aligerado tanto que ya lo había diferente, más aseado, más atento, con menos quejas que las solía profesar cuando llegó. 

—Es un poco difícil ahora que ya no soy solo el jardinero. Tengo muchas labores, y el tiempo no me alcanza.

Josh no mentía, en otra circunstancia se hubiera quejado mucho, pero no ahora, había aprendido a lidiar con ser un multiusos y estaba seguro de que estos también lo tenían presente. Sor Ronda, exigía mucho, como si no lo apreciara en el interior. 

La mujer lo observó a la distancia.

—Tal vez deberías dejar de jugar con esos niños. —habló aproximándose— Mi pobres petunias están cada vez más solas.

Las flores amarillas parecían conspirar, de alguna forma, tornándose de un pálido color al ser acariciadas por la mujer. Josh sabía que no podía darse ese privilegio, esas tardes eran su único descanso y no renunciaría a ello. 

—Terminará pronto seguro— El show es la semana entrante.

—Suena perfecto.

La mujer no se marchaba, y Josh pensó que era una perfecta oportunidad para pedirle algo de dinero, las herramientas que empleaba ya estaban muy gastadas y le hacían falta muchas cosas. Conseguía comida en el comedor de la escuela pero cuando sus labores terminaban casi siempre se quedaba hambriento, y ahora sin quince dolares que había estado ahorrando tampoco tenía para engañar su estomago con licor. 

La pregunta no había sonado nada razonable al oír de la mujer, quien enfadada lo enfrento. 

—¿No te basta con tener donde dormir? ¿Como podría pagarte? Eres un malagradecido. 

Jamás la había visto tan alterada, su tía era una mujer mayor y no podía ponerla en riesgo. Enojado por su comportamiento, por haberla incomodado de alguna forma, se apresuró en asegurarle que él estaba conforme con lo que le brindaban, que el dinero era para seguir arreglando las aulas y cuidando los jardines.

—(...) Lo decía por eso, jamás le pediría condiciones personales. —Josh se había convertido en un niño nuevamente, un niño asustado de haber hecho enfadar a los mayores. Siempre que intentaba tomar decisiones afectaba a alguien. Estaba muy avergonzado con la mayor, tanto que esta regocijándose en su interior acepto las disculpas, solo fueron unos treinta minutos de suplica. 

Josh término con los rosales poco después de tranquilizarla, era un trabajo sencillo pero requería mucha paciencia y dedicación. Tenía los pantalones rasgados de espinas y con mucho polvo, la camiseta llena de hojas secas y el cabello de ramitas también. 

  —Toma un baño rápido. Iremos a comprar lo que hace falta para que sigas trabajando.  

***

Utilizar las regaderas del baño de gimnasia lo hacia sentirse un poco extraño, era como si volviera a la escuela que nunca termino, solo para ducharse. Claro que Peterson no era como su escuela, Josh había crecido en un pequeño barrio a la afueras de Ohio, un barrio humilde y regaderas como estas claramente no habían en las escuelas, este era un mundo diferente. Un lugar donde la religión estaba impresa hasta en el papel higiénico, pero no importaba. Se quito los mugrosos pantalones mientras calibraba el agua caliente,  y colocó shampoo sobre el cabello seco mientras se quitaba las zapatillas. Cuando el agua estuvo a temperatura estable decidió meterse de una vez, era un desastre cuando hacia las cosas apresurado.

VOICE // JoshlerDonde viven las historias. Descúbrelo ahora