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Las aspas giran al oeste logrando que el viento que se filtre sobre sus sentidos. Hace mucho que no estaba tan cerca a unas cuchillas tan bonitas, un sonido tan reconfortante, y esa tranquilidad que solo puede proporcionarte un ventilador. 

— ¿Quieres darle un beso? —oyó a Gerard preguntar. 

Se hubo girado quien observaba, dejando al descubierto su indiferente rostro.

— Tal vez quiera cortar algo con eso —dijo. La voz del joven fue débil, un sonido dulce que se perdió en la inmensidad del silencio que proporcionaba aquel compartimento de cuatro paredes solidas e indiferentes.  

Estaban en el penúltimo departamento de un edificio ubicado a lejanos kilómetros de la cárcel. Por razones obvias, el castaño jamás había visitado antes una oficina de conciliación, por lo que a sus codiciosos ojos, el lugar era tan mugroso como un bar abandonado en los países bajos. La secretaria que los recibió había desaparecido después de dejarlos con muchos portafolios por firmar, leer debiera ser un requisito pero Gerard no mencionó aquello. Tyler Joseph, había estado firmando hojas llenas de garabatos desde hace un par de horas, sin detenerse a averiguar ni por curiosidad a lo que se comprometía. 

— Tyler... —escuchó otra vez la voz de Gerard. 

Se encontraba inclinado sobre el escritorio, rellenando de tinta los espacios en blanco con su garabato las iniciales de su nombre. 

— Tu firma es bonita ¿Dónde aprendiste a crear una rubrica? 

— Vete al de infierno

El hombre resopló desplomándose sobre su propio asiento, algunos papeles que traía consigo volaron por el lugar pero el menor, a quien se dirigía su apenada mirada, no volteo por ningún segundo.  

— ¿Sigues enfadado por lo que pasó?

No hubo respuesta textual solo un bufido por parte del más joven, quien observo sus manchados dedos antes de soltar el lapicero de tinta oscura, dejarla junto a los papeles, y volverse con sutileza hacía el otro. 

— No tenias por qué decir cosas tan hirientes. 

El viento que devolvía el ventilador empezaba a ser pesado, los ojos del castaño no se veían divertidos, no estaba jugando con esto, tal vez sus palabras eran serias. Tal vez se había pasado un poco. 

—  Dijiste que no era nadie —se defendió Gerard. Y añadió: — Además, yo no lo ofendí, si él se ofendió no es problema mio. 

Lo observaba desde su lugar, sus acciones empezaban a irritarlo, no es que esperara que Gerard se pusiera de rodillas a clamar por su perdón pero es que tampoco podía permitir que su frescura lo dejará sentirse inmune a los acontecimientos.  No quería empezar a buscar un culpable ahora, lo que más anhelaba era volver a su celda-departamento y encogerse entre las sabanas, sin dormir, observar el concreto y pensar por horas hasta enloquecer, eso era reconfortante. Eso lo ayudaría a olvidar esto que pesaba en su interior, esta culpa que no debía sentir. 

flashback

" — Tyler

La voz llenó sus sentidos, su interior se reconfortó con algarabía y sus ojos buscaron con una sonrisa en los labios la procedencia de aquel sonido tan familiar. 

—¡¿Tyler, estás bien?!

Sonrió, casi rió por lo que veía. 

— ¡No! ¡Y creo que estamos igual!

 Era Josh, la voz le pertenecía a él. El de cabello cielo estaba a unas cuantas  jaulas aledañas al anciano. Al parecer en la misma situación, con una sonrisa socarrona el menor ya no temió por la repulsión del anciano que lo zandareaba contra los barrotes, todo le empezaba a parecer tan gracioso que se dio el lujo de tirar la cabeza hacía atrás con alegría. Había encontrado a Josh 

VOICE // JoshlerDonde viven las historias. Descúbrelo ahora