¿PRINCESA?
- ¡Aghh! – exclamé arrojando al piso mi primera elección de ropa para esta tarde.
Me había despertado temprano, solo porque tenía que ir a verlo, de mis ganas me quedaba tumbada en la cama todo el santo día lamento mi miserable vida. Preparé Hot Cakes y jugo de naranja, me bañé y comencé a buscar algo bonito para ponerme, algo decente que estuviera escondido por allí en mi armario. Pero nunca había tenido una cita, no tenía idea de qué ponerme, tal vez llegaría como un auténtico payaso, él se asustaría, me dejaría, y me quedaría sola, sin amigos, sin nadie que me ame, en este agujero de departamento con 50 gatos haciendo sus necesidades en los muebles.
No tuve otra opción que irme por un vestido rojo que me llegaba hasta la rodilla, unas zapatillas rojas también, pero sin embargo no me puse maquillaje, ya que decían que a Niall le gustaban las chicas que no usaban maquillaje, digo, si en realidad era él, mejor prevenir que lamentar ¿no?
Una vez lista, pedí un taxi, no tenía la mínima idea de dónde era la dirección que me había dado. Cuando por fin llegó le di la dirección al taxista, éste hizo una expresión de asombro abriendo bien los ojos y enarcando una ceja, pero no dijo nada solo arrancó el auto. ¿Tan malo era?
Londres era una ciudad hermosa, grandes edificios, tiendas, las calles limpias e incluso la linda gente, con muchísima historia por descubrir .Tenía una idea de cómo era, digo porque vivía allí, pero casi nunca salía de mi departamento, y nunca supe la razón. Pero no era el momento para pensar en mi aburrida vida, tenía un misterio enorme frente a mis ojos.
Estábamos en plena ciudad, de repente el taxista giró a la derecha, hacia un sendero pavimentado con árboles de ambos lados, sin edificios, solo… árboles.
Era un paseo hermoso, en parte no quería que acabara, pero estaba ansiosa por confirmar mis sospechas.
Nos detuvimos afuera de una gran reja, con una caseta de vigilancia, el guardia me miró a mí fijamente, asintió con la cabeza y nos dejó pasar. Recorrimos otro pequeño sendero y llegamos a una enorme casa, que enorme… ¡era una mansión! Con un jardín hermoso al frente.
- Aquí es señorita – dijo amablemente el taxista.
- Gracias ¿cuánto le debo? – pregunté.
- Así está bien – me bajé del taxi, cerró la puerta y se fue. Genial y extraño...
Me hallaba justo ahora, afuera de la casa del mismo Niall Horan, pero no esperaría más, me acerqué y toqué el timbre. Fue unos segundos después que me percaté de lo que había hecho, bueno, estaba muy emocionada y toqué el timbre sin pensarlo y sin vacilar.
Alguien abrió de inmediato y me llevó al interior rápidamente. Y… efectivamente, allí estaba él, sin máscaras, sin lentes, sin gorra, solo él y su piel blanquecina, su hermoso pelo rubio y sus ojos azules.
Me quedé sin aliento, y me daba la impresión de estar flotando en un mar, donde las cosas daban vueltas a mí alrededor. Sentía que me iba a desmayar o peor aún, a morir. Pero su voz me despejó por completo y tuvo un efecto tranquilizante sobre mí.
- Hola – me saludó con una enorme sonrisa en el rostro
- ¿Eres Niall? ¿E… eres mi ídolo? Pero… ¿Cómo? – debo aceptarlo, estaba hiperventilando - ¿A… aquí vives?
Paseé la mirada por todo el lugar, evitando sus ojos que me dejaban delirante.
- Sí, ¿ahora entiendes por qué no te dije quién era desde antes? – me miró con sus penetrantes ojos, casi me desmayo – ven, sentémonos te contaré una historia – me condujo al bonito sillón rojo que había en medio de la hermosa sala.
Era la casa más hermosa que había visto, con cortinas blancas, una alfombra beige cubriendo todo el piso, unas escaleras que dan al piso de arriba y una colección de guitarras al lado de ésta.
No entendía lo que estaba pasando, pero sentía que junto a él todo estaría bien.
- ¿Recuerdas el Meet And Greet México 2012? – se sentó a mi lado, y me rodeó dulcemente con su brazo, pude inhalar su asombroso aroma, era como la mejor droga del mundo entero multiplicada a la millonésima potencia.
- Sí, por supuesto – dije algo vacilante y mirando al piso, para mantenerme consiente – recuerdo incluso el orden en el que estaban sentados, primero Liam, luego Louis, después tú, luego Harry y al final Zayn, te di un dibujo de tu rostro, pero no era tan bueno – reí avergonzada.
- Ese día nunca lo olvidaré – dijo - ¿Sabes por qué?
- Ummm… en realidad no – respiré hondo y tragué saliva.
- Tú estabas llorando, no diría que fueras especial a primera vista, pero cuando abriste los ojos y viste a los míos, yo… yo… supe que, que eras tú la que… - dijo tartamudeando, y se detuvo.
- ¿Yo qué? – pregunté, algo desconcertada y asustada al mismo tiempo ¿qué pasaba conmigo? ¿hice algo malo?
- Que eras tú – me rodeó con sus brazos y me dijo al oído – mi princesa por la que esperé 20 años, tu simple mirada, tu abrazo, toda tú me dijo que al fin la había encontrado.
Comencé a llorar, pero no de tristeza, sino de emoción, de alegría, no lo podía creer, abracé a Niall más fuerte y mi corazón comenzó a latir más rápido, no entendía lo que estaba pasando, pero sabía algo... que yo amaba a Niall, y que siempre lo había hecho, y que algo comenzaba, esto solo era el comienzo de algo enorme, mi vida estaba cambiando mientras Niall me rodeaba con sus brazos, y yo apenas era consciente de eso.
- No llores – se apartó un poco para secarme las lágrimas con sus manos, vi que sus ojos también estaban llorosos.
Nos miramos fijamente por un largo rato, se acercó lentamente y me besó, primero fue dulce, luego fuimos abriendo la boca, y solamente fue maravilloso. Jugué con su cabello y acaricié su espalda.
- Fue el año más difícil de toda mi vida, pensar que tal vez nunca te vería de nuevo, estabas a punto de irte con Harry, te pregunté tu nombre y me dijiste “___(tn)”- ladeó un poco la cabeza esbozó su hermosa sonrisa pícara.
Sin pensarlo, dije lo más fuerte que un ser humano pueda decir.
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Mi Ángel De Ojos Azules♥ (A Niall Horan Fanfic) {Editando}
FanfictionSolo era una chica ordinaria. Algo solitaria, con una triste historia oculta en su interior, y que nadie excepto ella conoce y siente. Toda la vida había estado buscándolo, pero el amor, esa persona especial, nunca llegó. Toda esperanza estaba perdi...