CAPÍTULO 70...

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No sé como se las había arreglado Eleanor para conseguir una cita esta misma tarde, supongo que el "tengo todo bajo control" ejercía su poder de nuevo.

- Buenas tardes - entró una mujer, alta, delgada, cabello castaño claro y una sonrisa radiante, casi de comercial, pero con un solo defecto... Las toneladas de maquillaje que se adherían grasosamente a su cara, la hacían parecer un payaso de circo malpagado, o peor aún, que estornudaría toda esa sombra en cualquier momento.

Eleanor se percató de ello y me volteó a ver burlonamente, yo solté una risilla.

- Buenas tardes - saludamos conteniendo la risa.

- ¿___(tn) y Eleanor?

- Sí, somos nosotras - contestó Eleanor por mí.

- Muy bien, pasen conmigo - dijo, y nos hizo una seña para que la siguiéramos.

Atravesamos la sala de espera para luego girar a la izquierda y encontrarnos con una gran hilera de peldaños que llevaban al segundo piso.

Millones de preciosos vestidos blancos como el pétalo de la rosa se hicieron presentes ante nosotras. De todos tamaños y diseños, desde unos repletos de pedrería hasta otros sin una gota de brillo, con corcel y sin corcel, de manga larga y manga corta, con encaje y sin encaje, desdeblanco cegador hasta beige amarillento, con cola de un metro de largo y sin cola, con mini falda y largo de realeza, para novias gordas y esqueléticas, todo se encontraba allí, en esa gran sala con olor a shampoo para alfombra y miles de lágrimas de alegría grabadas en cada espejo del lugar. El solo pensar que de todo esa masa de maravilla tenía que escoger solo uno, solo un vestido que sería el indicado, solo una decisión tomada por mí y por nadie más, me aterraba por completo. ¿Y si no lo encontraba? ¿Y si ninguno de ellos me agradaba? ¿Y si me casaba sin vestido? Era inconcebible, la peor cosa que mi mente podía tejer. No quería imaginarlo siquiera, pero no debía desechar la posibilidad de que eso sucediese. La emoción del momento era tanta que le resultaba casi imposible a mi mente pensar con claridad, mi corazón gritaba aterrado, desenado posponer esto por un momento, o solamente parar las manecillas del reloj para darme tiempo de pensar en lo que estaba de suceder. No debía ser negativa, debía enfocarme en lo maravilloso que sería salir de las puertas de ese lugar con el sonido de la campanilla y mi pesado vestido en la mano.

Supongo que Eleanor sintió lo mismo, una mirada irreconocible cubrió sus ojos, apenas podía creer lo que veía, y yo lo sabía, perfectamente.

- Por acá - dijo la mujer, y nos sacó de nuestro profundo trance. Fue entonces que me dí cuenta, de que no sabía quien era ella, ni siquiera se había presentado. Genial, lo último que necesitaba era una terrible asesora.

Recorrimos otro tramo de alfombra gris y entramos a una especie de probador. Las paredes estaban pintadas de un azul cálido, una especie de tubo para colgar los vestidos estaba a mano izquierda, y cubriendo casi toda la pared, estaba el espejo. Las tres entramos.

- Buenos días, mi nombre es Harriet y seré su asesora en esta cita - se presentó finalmente y amabas esbozamos una sonrisa nerviosa - Entonces, esta cita es para las dos ¿cierto?

Apuesto a que tal vez nunca había existido una cita doble, y entendía la mirada de su mirada desconcertada.

- Sí, de hecho - contesté.

- Muy bien - contestó, y comenzó a pensar en qué hacer con dos novias esperando vestido para esa misma tarde - ¿A quién atendemos primero?

- A ella - dije rápidamente y señalé a Eleanor con mi dedo índice antes de que ella me señalara a mí, ya que estaba seguro de que ése era su plan exacto. Sabía que me odiaría desde entonces, pero no había nada que pudiera hacer.

- Perfecto - respondió Eleanor a regañadientes y se mordió fuertemente el labio en un intento de evitar el llanto de histeria que estaba a punto de atacarla.

- Primero que nada necesito que me hables un poco del diseño  ¿qué quieres? ¿Qué te gusta? - preguntó Harriet a Eleanor.

- Bueno... Me gustaría la seda, es muy suave y liviana, me gustaría una cola no tan larga, de un buen tamaño, y muchos pedazos de tela colgando... me re-refie-ero a... a...

- ¿Se refiere a holanes?

- Sí, así.

- Muy bien, regreso en un momento con algunas pruebas, pueden sentarse.

Tomamos asiento en las sillas acolchonadas justo al lado del espejo, idénticas a las de abajo.

No nos dirigimos la palabra en los diez minutos que se tardó Harriet en ir por el vestido, tal vez resultado de los nervios y del nudo en la garganta y en el estómago de ambas, en momento así, lo único que puedes hacer es recordar cómo respirar y parpadear.

- ¿Pedazos de tela colgando? - rompí el silencio tratando de hacerla reír y alivianar el ambiente.

- ¡Son lo que son! ¡Son pedazos de tela colgando!

La asistente llegó unos minutos depués, con tres pruebas en la mano.

                                                                                   ***

- ¿Estás segura de que es el indicado?

- Sí, sí... - titubeó Eleanor secándose con la palma de sus manos las lágrimas que salían de sus hermosos ojos cafés - No lo sé...

Su voz se quebró por completo.

- Ven aquí - me levanté rápidamente de la silla y fui a darle un fuerte abrazo - ¡Te ves hermosa Ele!

Dirgí la vista al espejo admirando a la nueva Eleanor lloriquiante reflejado en él.

- ¿Eso crees? - sollozó.

- ¿Crees que si no fuera así estarías llorando?

- Cierto... - inspiró hondo y un brillo apareció en sus ojos.

Mi Ángel De Ojos Azules♥ (A Niall Horan Fanfic) {Editando}Donde viven las historias. Descúbrelo ahora