ღ N a r r a : ___ (tn)
El agua profunda del Mar de los Sueños nos acogió entre sus brazos. Miré a mi alrededor, nada había cambiado en lo absoluto: el mismo azul oscuro y cálido que le daba vida propia, las mismas corrientes de agua que movían mis prendas a un ritmo constante e incansable, el mismo silencio que ensordecía mis oídos y la misma paz que sacudía mi corazón con fuerza. Este era ahora mi hogar. Un lugar sin violencia, sin lunáticas enamoradas y con intenciones de asesinar. Era todo lo que podía desear. Cerré los ojos un instante, inspiré el extraño oxígeno líquido de aquel lugar y, súbitamente, recordé que no estaba sola. Raziel venía conmigo y lo busqué con la mirada rápidamente.
“Aquí estoy”, dijo, sobresaltándome en medio de mis cavilaciones. Yo asentí con mi cabeza, el chico rubio tomó mi mano y nadamos juntos hacia las profundidades del océano.
Raziel era cálido, podía sentir a su cuerpo irradiar un calor inexplicable. Todo acerca de él me atraía, y no en el modo en el que la mayoría de la gente pensaría, era como si estuviera invitándome constantemente a rodear su blanquecino cuerpo con mis brazos, a enterrar mi cabeza en su pecho y a inhalar su dulce y amoroso aroma. ¿Qué podía decir? Raziel era verdaderamente un ángel, no podía esperar nada menos de él.
Luego de varios minutos de silencio absoluto y de nadar a un ritmo lento hacia algún punto desconocido del Mar de los Sueños, nos detuvimos. Miré a Raziel de reojo, su semblante era severo.
“¿Qué era lo que deseabas mostrarme? No quiero parecer grosera ni nada por el estilo, pero aquí no hay nada, Raziel”, argumenté mientras trataba de registrar algún cambio en el paisaje o al menos en la temperatura que me envolvía.
“Espera…”, sus hermosos labios pronunciaron.
En cuanto terminó su frase, algo apareció ante mis atontados y algo desvaídos ojos.
Una imagen se materializó, como cuando pintas con acuarelas un lienzo en blanco y la pintura comienza a esparcirse a través de él, dándole vida. El primer pensamiento que se me vino a la mente fue que parecía una auténtica pantalla de cine. El segundo pensamiento que me atacó fue el hecho de que el agua del mar comenzó a bajar lentamente su temperatura, casi imperceptiblemente. El tercero fue que no tenía idea alguna de lo que estaba pasando. La imagen era borrosa, un simple cuadro compuesto por figuras difusas, como si lo estuviera viendo todo a través del fondo de una botella de cristal.
“Raziel, ¿qué es lo que pasa?”, le cuestioné mientras un nudo de miedo puro comenzaba a amenazarme con partirme a la mitad de un fuerte y violento escalofrío.
“Sé paciente, ___ (tn). Las cosas están por revelarse. La verdad que tanto anhelabas está ahora ante tus ojos”, sus firmes palabras brotaban de su boca sin dificultad alguna.
Apreté más su delgada mano. Lo miré a los ojos, me concentré en su calor y… Me devolvió toda mi fuerza con un simple guiño de ojo.
Súbitamente, la imagen se clarificó increíblemente: La Mansión de Niall y yo, el bosque circundante sumido en una espesa negrura nocturna, el cielo limpio, el silencio absoluto, la jacaranda color lila moviendo sus ramas al son de los labios del viento; era una simple noche en Londres, en mi hogar junto a Niall. ¿Qué era lo especial de aquel momento? Mi mente no lograba hilar los componentes para construir algo coherente o que al menos me brindara una vaga respuesta a mis preguntas.
Entorné los ojos y me dispuse a poner atención.
Pisadas de botas, ropa de humano rozando levemente las hojas de los verdes arbustos, una respiración pesada y agitada, una larga cabellera negra que se atoraba en las ramas bajas de los troncos de los árboles… Unos ojos verdes que examinaban los alrededores con cautela extrema… Una mucama que estaba ejecutando su horroroso plan al pie de la letra.
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Mi Ángel De Ojos Azules♥ (A Niall Horan Fanfic) {Editando}
FanfictionSolo era una chica ordinaria. Algo solitaria, con una triste historia oculta en su interior, y que nadie excepto ella conoce y siente. Toda la vida había estado buscándolo, pero el amor, esa persona especial, nunca llegó. Toda esperanza estaba perdi...