- Y bien Chef Horan ¿qué tienes en tú menú para esta noche? – pregunté al tiempo que entrábamos los dos lentamente a la cocina.
Era curioso que fuera Niall quien preparaba la cena habitualmente, ya que, gracias a mi carente pasado culinario, era casi incapaz de preparar algo “comible” que no provocara dolor de estómago, sobreviví en mi departamento comiendo, pasta, pasta… pasta y más pasta ¿ya mencioné la pasta? Solo pasta… y quesadillas.
- ¡Hey no tan rápido! Es tu turno de sorprenderme.
- ¿Mi turno de sorprenderte? – pregunté atónita, mirándolo con su cara de despreocupación, sin saber lo que me estaba pidiendo en realidad.
Asintió encogiéndose ligeramente de hombros.
Esto no era bueno, Niall siempre era la persona encargada de nuestra alimentación en nuestra relación, raras eran las veces en las que yo preparaba algo y resultaba rico, al menos del agrado de ambos. Pero no me quería arriesgar a matar, envenenar o intoxicar a Niall. Ni loca. No destruiría a un integrante de la banda más grande del planeta.
- ¿Lo dices en serio? – dije bromeando para luego poner mi mano sobre su hombro – Me… ¿me estás retando?
- Así como lo oyes – tal vez su intención era resultar tremendamente amenazador, pero no había nada en su acento irlandés, en sus ojos o en su tono de voz que lograra intimidar solo un poco a una persona. Por más que lo intentara, frunciera el cejo y su semblante se tornara muy serio.
Aunque en cierto modo, resultaba tan encantador que podría debilitar a cualquiera, aunque se tratase del jugador más fuerte de la WWE. Usando ese encanto con esa mirada tan característica en él, hipnotizaba como la primera vez.
- NO… - hice una pausa dramática para enfatizar la palabra – Debiste… haber… ¡dicho eso amigo!
Lo empujé por los hombros con ambas manos a la silla que estaba detrás de él y cayó sentando de golpe.
No perdí tiempo, di media vuelta y puse manos a la obra, para demostrarle a Niall que yo podría alcanzar sus “expectativas” incluso superarlas. Recordaba bien una receta que mi abuela me había enseñado minuciosamente una tarde cuando fui a su casa a pasar un buen rato quemándome los dedos en la estufa de la brillante cocina. Fácil; era una tortilla con pollo, salsa de tomate, algo de cebolla y cilantro en su interior, luego la ponías en el comal hecha un rollito hasta que ésta se volviera dura como una tostada, luego la cubrías por completo de queso, una delicia atrapa hombres irlandeses rubios de ojos azules. Y una bomba para el estómago.
Algo sí agradecía al cielo, haber cocido pollo el día anterior para esta vez, solo tener que recalentarlo.
- Espero que sepas lo que estás haciendo, tengo trabajo mañana ¿sabes? Y no quiero faltar por malestar estomacal, o peor aún, intoxicación – estaba boquiabierto con el terror grabado en sus ojos observando como yo cortaba la cebolla distraídamente y me salvaba por un pelo de rana calva de rebanarme los dedos.
- Niall.
- ¿Sí?
- Déjame intoxicarte.
Silbó por lo bajo.
Niall siempre había sido un buen cocinero, o bueno, al menos desde la primera vez que probé la pizza hecha por los cinco. Supongo que toda estrella debe serlo, aún teniendo chef personal y todas esas tonterías innecesarias, Dios te dio manos para usarlas, no para que resultaran inservibles. Me alegraba muchísimo que supiera hacer las mismas cosas que la gente normal haría, me alegraba que no se hubiera vuelto un engreído masoquista gastando cada centavo de su fortuna en mujeres, alcohol, drogas y sexo. Aún se tomaba la molestia de coger los ingredientes y preparar su propia comida. Otra razón para amarlo y no cuestionar que era el mejor humano en alguna vez caminar por la tierra.
Esto tardó un poco más de lo que esperaba, pero luego de algunas ligeras quemaduras, varios paquetes de queso y algunas cortaduras, al platillo quedó listo.
- Come hombre – le acerqué el plato con tres rollos en él.
Me miró inquisitivamente con gesto retador, pero supe que lo había sorprendido y no se esperaba esto en realidad.
- A la cuenta de tres… - anuncié sentándome en la silla que quedaba frente a él.
- Uno…
- Dos…
- ¡Tres!
Dijimos llevándonos el pedazo a la boca. Había quedado mucho mejor de lo que mi mente retorcida hubiera imaginado, algo salado, pero muy bueno. Los dos asentimos ligeramente con la cabeza, mirando el uno al otro.
- Es bueno pero… - se frotó un poco las manos, lamiéndose el resto de pollo de los labios – no es para tanto.
- ¿Cuál es tu veredicto? – pregunté, incitándolo a que continuara de una vez y me dijera su opinión.
- Bueno, pero no como para dejar sin palabras al maestro Horan.
- JA JA JA muy divertido de tu parte querido Niall.
- Muy divertido de tu parte ___(tn)
Seguimos comiendo algo en silencio, pero nuestras miradas dejaban en claro que deseábamos tener una larga charla acerca de cualquier tontería la noche entera, hasta que el sol se asomara por la ventana a nuestro lado anunciándonos que debíamos dormir. Pero curiosamente, nadie abría la boca.
- ¿Puedo preguntarte algo? – rompí el incómodo silencio.
- No
- ¿En serio?
- ¡No, es broma! ¡Vamos! Tómatelo un poco menos en serio – dijo soltando una risotada.
- Gracioso Horan – respondí tragando el último bocado – Siendo sincero, totalmente honesto y sin una pizca de mentira o miedo a herirme – dije, mirando hacia la mesa - ¿Cómo crees que estuve esta tarde?
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Mi Ángel De Ojos Azules♥ (A Niall Horan Fanfic) {Editando}
FanfictionSolo era una chica ordinaria. Algo solitaria, con una triste historia oculta en su interior, y que nadie excepto ella conoce y siente. Toda la vida había estado buscándolo, pero el amor, esa persona especial, nunca llegó. Toda esperanza estaba perdi...