CAPITULO 11: LA SUERTE DE MATT

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Cuando Matt lanzó aquella botella y alertó a la horda de nuestra posición lo único que pasaba por su retorcida mente era correr... Correr lo más rápido y lejos posible, pero su pierna herida se lo dificultaba. No se quedó pensando mucho tiempo así que empezó a correr, pero su pierna sólo le fastidiaba un poco. La adrenalina hace efectos en el cuerpo increíbles y debido a eso no se le presentaban inconvenientes. Sentía a la horda pisándole los talones y eso hacía que corriese más rápido.

Esperaba un golpe de suerte o una escapatoria pero no encontraba ninguna. La pierna ya le empezaba a provocar un dolor muy intenso y su cuerpo se estaba cansando.

Volteó su cabeza para ver cómo estaba la distancia entre la horda y él hasta que frenó de golpe. Todos los zombies se estaban desviando de camino, pues estaban corriendo hacia su presa más cercana... o sea nosotros.

Matt caminó unos cuantos metros hasta llegar a la esquina de la cuadra y se recostó sobre la pared de una casa. Se sentó y vio su herida de la pierna. También se estaba tornado negra por los lados y su mano estaba completamente negra y no la sentía, el sentido del tacto lo había perdido y sus uñas estaban flojas. La cara de terror de Matt al ver lo que le pasaba a su cuerpo decía más que mil palabras.

—Malditos infelices... —Pensaba entre sí.

Tomó un poco de aire y se volvió a levantar. La pierna ya no le respondía muy bien, cojeaba y algunas veces saltaba con el otro pie para avanzar. Alzo su mirada al cielo gris y nublado como si se estuviese arrepintiendo de algo. Caminando un poco más se encontró con uno de los integrantes de los Cuervos Rojos que había huido y este le dijo:

—¿Jefe?, Gracias al cielo, por fin lo encuentro.

—Sí, sí. Lo que sea... más bien dime en donde están ustedes porque me imagino que debieron encontrar un lugar.

—Si, estamos en un restaurante los que quedamos vivos. Jefe... ¿Qué le paso en la mano?

—Digamos que fue un pequeño accidente... ¡Ah! gracias por acordarme, tengo una cuenta pendiente con dos cobardes malnacidos.

—¿Accidente? ¡Tiene la mano negra!

—¡Cállate de una jodida vez y llévame!

Al dar el primer paso Matt cayó al suelo y su "guardaespaldas" se preocupó aún más.

—Jefe... En serio dígame que fue lo que le paso...

—Te he dicho que dejes de preguntar estupideces... Más bien deja de ser pendejo y ayúdame.

El súbdito por así decirlo no tuvo más elección que quedarse en silencio y ayudarle. Caminaron 7 calles aproximadamente hasta llegar a un restaurante con las ventanas selladas y cubiertas de madera, la puerta estaba vigilada por 3 hombres y en su interior todo estaba destrozado.

Al pasar la puerta los hombres que había dentro quedaron sorprendidos al ver lo acabado que se encontraba Matt... pero eso no era todo... La angustia que tenían las personas allí adentro era que Matt no se diera cuenta de que tenían un líder nuevo. Lo habían reemplazado muy rápido.

Pasados 3 minutos un hombre blanco, calvo (rapado totalmente), con bigote y mueco salió del baño y preguntó:

—¿Matt? ¿Qué estás haciendo aquí? ¿Qué te ha pasado?

—Nada en especial...

—¿Cómo que nada en especial? ¡Tienes la mano hecha mierda! y mira esa pierna...

—Cállate de una buena vez. Más bien dime si están Morales y Albert (así se llamaban los hombres que lo abandonaron cuando se había topado con nosotros)

El Despertar ZDonde viven las historias. Descúbrelo ahora