CAPITULO 63: CINDY III

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Después que esa cosa estaba frente a ella, comenzó a dar marcha atrás con el auto. El zombie monstruoso gritó de una manera espantosa y después empezó a correr hacia ella.

Cuando estaba un poco cerca del auto, atacó con sus látigos haciendo que los chuzos atravesaran el capó y quedarán enganchados. Comenzó a tirar de ellos y el auto comenzó a hacer ruidos con el motor, los neumáticos sonaban patinando contra el suelo y Cindy sólo gritaba de desespero y del terror.

Presionaba el acelerador a fondo pero sólo el motor sonaba y el neumático giraba sin poder retroceder. El zombie mutado tenía mucha fuerza y los látigos parecían ser muy resistentes.

Entre el forcejeo del auto y del zombie, el capó se desprendió del auto y salió volando por el aire al igual que el auto salió disparado hacia atrás.

— ¡Vamos! ¡Vamos! ¡Vamos! —Decía Cindy mientras controlaba el auto y se detenía.

El zombie volvió a gritar, iba a volver a atacar. Cindy suspiró y tomó el volante con fuerza, puso primera, pisó el acelerador a fondo y comenzó a avanzar hacia ese temible bicho. Ella empezó a gritar mientras se acercaba a él, lo iba a atropellar con la mayor velocidad posible.

Cuando el auto impactó en él, Cindy se golpeó un poco la frente con el volante ya que la fuerza del impacto fue muy fuerte y aparte no tenía el cinturón puesto. El auto siguió avanzando sin un conductor por decirlo de alguna manera.

El zombie quedó sobre el motor, Cindy no se había dado cuenta ya que había quedado aturdida. Después de unos segundos Cindy se recuperó, a través del parabrisas vio que ese ser infernal todavía seguía cerca de ella y se puso aún más nerviosa. Giró el volante bruscamente haciendo que el auto derrapara y quedara sobre sus dos ruedas derechas. El zombie cayó a la carretera dando un par de vueltas y haciendo ruidos con su voz.

El auto volvió a suposición normal y Cindy frenó en seco, se acercaba a un poste de luz y para su fortuna logró frenar a tiempo y el auto se apagó. Su respiración era fuerte, su corazón palpitaba muy rápido y sus manos temblaban. Miró el espejo retrovisor y allí pudo ver al zombie que la estaba fastidiando, se estaba levantando del suelo lentamente y su brazo normal parecía que se había fracturado, pero como era de costumbre en un zombie, no sentía dolor y para hacerlo más escalofriante, el brazo se movía como si nada le hubiese pasado.

— ¿En serio? — Se dijo a sí misma, pensaba que había muerto.

Encendió el auto rápidamente y pisó el acelerador, de repente el zombie atacó de nuevo con sus látigos y ésta vez logró darle a un neumático haciendo que éste se pinchara y Cindy perdiera el control del vehículo.

— ¡No, no, no, no, no!

Frenó en seco nuevamente y el auto derrapó, el auto golpeó una casa haciendo que en la pared salieran unas grietas gruesas y después Cindy salió con su bate a toda velocidad y comenzó a correr.

— ¡Maldita cosa! ¡Porquería asquerosa! —Gritaba muy asustada mientras corría.

El zombie al ver que su presa huía empezó a seguirla corriendo también, gritando y golpeando todo con sus látigos.

La vida le estaba devolviendo todos los males que ella había hecho, ¿Éste sería el fin para ella?

A medida que avanzaba, el zombie la alcanzaba lentamente, tenía que buscar un escondite y rápido o de lo contrario moriría de una forma no muy agradable.

Cindy mientras corría observaba a su alrededor, tenía que encontrar algo que la mantuviera oculta. Mientras corría divisó una construcción que desde antes del apocalipsis había sido abandonada, miró hacia atrás y allí estaba esa cosa persiguiéndola cada vez más cerca.

Al llegar a la entrada de dicha construcción abandonada, trepó la malla de seguridad y cayó al otro lado, siguió corriendo adentro de la construcción y en una de las columnas vio un extintor, lo tomó, le quitó el seguro y espero al zombie que con solo correr hacia la malla la derribó.

— ¡Aquí estoy maldito!

El zombie gritó y comenzó a correr más rápido. Al estar cerca de ella, la atacó con sus látigos nuevamente, ella logró esquivarlos y activó el extintor muy cerca de su rostro.

— ¡Toma maldito y no me busques más!

El zombie comenzó a gritar y a mover su cabeza mientras retrocedía. Cindy se introdujo en la construcción y comenzó a subir unos cuantos pisos para esconderse.

El ser del que huía movía sus látigos a todas direcciones, golpeando las paredes, el suelo y en algunas ocasiones se golpeaba a sí mismo. Después que el polvo del extintor comenzaba a disiparse, el zombie comenzó a dar pasos lentos y observaba a todas direcciones.

Cindy estaba cuatro pisos arriba tenía tiempo suficiente para esconderse o buscar otra salida para poder alejarse de ese lugar.

El zombie con hongos avanzaba con mucha cautela, buscaba algún rastro y así poder localizar su comida.

Cindy se escondió en un cuarto, tapando la entrada con una puerta que estaba suelta y después esperó a que ese bicho se alejara. Lo único malo para ella es que en el cuarto había un vacío, una de las paredes no había sido construida y probablemente, si el zombie la encontraba, no tendría escapatoria, o a lo mejor una de ellas sería lanzarse y morir.

El zombie comenzaba a olfatear el ambiente, el ruido de los látigos arrastrarse era escalofriante, ponía los pelos de punta a cualquiera. Subía los pisos lentamente, observando atentamente a todo su entorno y olfateando cuidadosamente, la estaba cazando.

Cindy por otra parte estaba en una esquina de la habitación, esperando un milagro y que ella pudiese estar a salvo. Después de unos minutos, Cindy escuchó los látigos de esa cosa, se estaba acercando y como si fuera poco ella no tenía escapatoria, si la encontraba estaría muerta y la venganza que ella tenía en mente moriría con ella.

Los gruñidos que esa cosa hacía significaban una cosa, la estaba rastreando y se estaba dando cuenta de que ella estaba cerca. De repente pegó un grito ensordecedor, Cindy se cubrió los oídos y su corazón se aceleró con sólo escuchar eso tan cerca de ella.

De repente, el zombie empezó a golpear todo con sus látigos, estaba loco, corría de un lado a otro, los pasos que se escuchaban daban muy mal rollo y lo que le asustaba más a Cindy es que corría en frente de la habitación donde ella se encontraba.

Sin esperárselo todo se volvió silencio, Cindy estaba confusa y desconcertada, ¿A dónde habría ido esa bestia? ella dio un paso al frente suavemente tratando de no hacer ruido. Justo cuando su pie estaba en el suelo, se escuchó un leve rugido justo detrás de la puerta que ella había puesto. Ella se cubrió la boca y después tomó el bate en posición de ataque.

Su respiración comenzó a ser muy fuerte debido al miedo y a los nervios, sin más el zombie comenzó a gruñir de nuevo, con más intensidad y cada vez más fuerte.

—No voy a morir, hoy no —Se dijo mentalmente.

Después Cindy sintió que ese monstruo estaba dando pasos y muy leves, cada vez más cerca de ella. Sus piernas comenzaron a temblar y sentía un leve revoltón en su estómago, sus ojos comenzaron a llenarse de lágrimas y su condición de nervios estaba alcanzo su límite.

De repente un fuerte estruendo se escuchó, la puerta que Cindy había puesto salió disparada hacia el vacío y después de esto un fuerte grito se volvió a escuchar.

El zombie de látigos entró a la habitación y allí la vio. Cindy sin pensarlo le dio un fuerte golpe con el bate, El zombie retrocedió y después la tomó del cuello. Ella trató de liberarse pero no podía. Con el bate logró darle un fuerte golpe en el rostro lo que hizo que ella librara su garganta y pudiera respirar con más facilidad.

—No me vas a matar.

— ¿Segura? —Le respondió con su voz grave y aguda.

— ¡¿Pero que mierda?! —Dijo sorprendida.

   Continuará... Capítulo 64

*Hola hermosos lectores, les pido disculpas por no actualizar tan rápido pero ya entré a estudiar y estoy con el tiempo contado, éste final está muy salseante 7u7, ¿Que creen que sea?. Espero que les haya gustado y hasta el próximo capítulo :D*    

El Despertar ZDonde viven las historias. Descúbrelo ahora