El científico:
William seguía inconsciente, amarrado en la silla. se podía ver que tenía una herida en su espalda, pero extrañamente estaba limpia. No estaba cubierta por gasas o algo por estilo, pero no tenía señales de infección. Alguien le había hecho una curación temporal, y debía averiguar quién había hecho eso, porque este malnacido merecía morir. EL frío era cada vez más intenso, la niebla comenzó a cubrir la ciudad, era un espectáculo que a mí en lo personal me encantaba. Nuevamente el perro comenzó a tratar de levantarse, con mucha dificultad lo logró y dio unos cuantos pasos, cayó al suelo e hizo un par de chillidos por lo bajo, observó a William y empezó a arrastrarse hacia él hasta que llegó, después, se hizo bola y cerró sus ojos, quería estar junto a ese infeliz. Yo la verdad no lo entendía, cómo un animal que, al ser maltratado, todavía sigue queriendo a esos desgraciados. Las cicatrices que tenía en su hocico daban mucho de qué hablar, algo le había hecho al pobre perro.
Me le acerqué y empecé a hablarle:
—¿Por qué quieres seguir al lado de él? ¡No ves las marcas que tienes?
De ahí lo volví a tomar en mis brazos y lo alejé de nuevo, lo puse en su lugar. Mientras lo cargaba, hacia pequeños gruñidos, pero estaba muy débil y no podía hacer nada.
—Obsérvalo todo lo que quieras, pero él no va a estar más contigo —Le decía al perro.
No quería que estuviese con criminales, de hecho, como lo dije antes, las marcas en su hocico me demostraban de que estos tipos eran malas personas, le habían hecho daño a un perro y si a él se lo habían hecho, a las demás personas también, e incluso peores cosas.
En la noche:
Extrañamente el día o la tarde, había sido tranquila, llovió toda la tarde, e incluso en la noche, llovía un poco. Todo había sido tan tranquilo, y debía aprovechar este espacio, ya que no se volvería a repetir en un buen tiempo. Todo estaba oscuro, la luz eléctrica no estaba funcionando, era algo extraño. De repente, golpearon la puerta de mi cuarto, suspiré y caminé hacia la puerta, la abrí y pude ver la figura de Luis.
—¿Qué haces aquí? —Le pregunté.
—Vengo con mis otros compañeros. Para que hablemos y se conozcan.
3 personas aparecieron detrás de Luis y difícilmente podía ver sus rostros. Efectivamente, una de ellas era una mujer. Les abrí camino para que entraran a mi cuarto y así lo hicieron. Después que todos entraran, cerré la puerta y ellos se quedaron de pie, Luis y los demás.
—¿Qué pasa? —Pregunté curioso.
—¿Quién es ese que está amarrado? —Preguntó la mujer con un poco de miedo.
Debido a la oscuridad no se podía ver bien su rostro, sólo su figura. Sonreí y le respondí:
—¡Ahh!, tranquila. es uno de los prisioneros. Algo le pasó y quieren que yo lo revise, pero aprovecharé y le haré unas cuantas pruebas con un zombie.
Pude ver que la cabeza de Luis giró para verme y preguntó:
—¿Uno de los prisioneros? ¿Zombie? Pero si no tenemos ninguno.
De repente, la mujer interrumpió diciendo:
—Ni se te ocurra hacerle daño. Ya sé quién es. Es el de la herida.
Ella al igual que los otros dos hombres se me acercaron y me dijo bien cerca al rostro:
—Si le haces algo te vas a meter en un serio problema.
En seguida me sorprendí y le pregunté exclamando:
—¡¿Acaso los conoces?! ¡Le hicieron daño a un perro! ¡Imagínate a cuántas personas han lastimado!
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El Despertar Z
HorrorEn un laboratorio, un experimento fallido es el inicio del caos en el planeta tierra. Un apocalipsis zombie es inmediato provocando muertes, catástrofes, tragedias y probablemente el fin de la humanidad. Un chico lucha por sobrevivir y buscar una sa...