La noche era fría y los gemidos de la horda que estaba cerca nos ponían nerviosos, esperábamos que la suerte estuviera a nuestro favor y que no entraran por el boquete que aún no se reparaba.
Seguía en la casa con mis amigos, hablando de muchos temas mientras esperábamos a que la horda se fuera.
Pasó el tiempo, eran las 10:00 pm y varios gritos desgarradores por parte de la horda nos pusieron los pelos de punta.
— ¿Que fue eso? —Preguntó Carl asustado.
—Esto no me gusta —Contesté.
—No debemos hacer mucho ruido, tal vez nos están escuchando —Agregó Rachel a la conversación.
De repente comencé a sentir un leve dolor en los ojos, no era tan grave así que no le advertí a mis amigos, por lo contrario, había algo más importante de que procurarnos.
Comenzaron a gritar de nuevo, parecían lobos aullando a la luna llena, pero en vez de ser algo tranquilo era todo lo contrario, pensábamos cualquier cosa con escuchar semejante alboroto que los muertos estaban provocando.
Alexander estaba junto a mí, movió su brazo y accidentalmente tocó mi cara.
—Will... Estás muy frío —Dijo.
Mariana se acercó a mí y después comenzó a palpar una de mis mejillas.
—Es cierto, ¿Estás bien? ¿Tienes algo?
—Sí —Respondí —Bueno, sólo tengo un leve dolor en los ojos.
—Ciérralos —Me sugirió Alexander —Tal vez estás forzando mucho tu visión, pero me preocupa que estés así de frío.
—Eso es el frío que hace —Le respondí —Es normal que esté así.
Alexander se levantó y comenzó a tocar los brazos de cada uno de los que estaban allí y después dijo:
—Todos tenemos nuestras temperaturas normales, esto es preocupante.
Yo decidí quedarme callado, sinceramente a mi parecer estaba exagerando.
De repente comenzamos a sentir los ruidos de la horda un poco más cerca, estaban avanzando y pasarían en frente de la entrada del poblado, ahora con más razón nadie debía salir de sus casas ni hacer tanto ruido, los gritos que habíamos escuchado debió ser por algo el cual no debía ser nada bueno.
Julian caminó hacia la puerta lentamente y comenzó a abrir la puerta sin hacer demasiado ruido.
— ¿A dónde crees que vas? —Le preguntó Carl un poco asustado.
—Tranquilo, iré a inspeccionar a cuanta distancia están de nosotros.
Cuando se asomó no podía ver nada, todo estaba oscuro y le era imposible caminar por allí, la luz de la luna no era suficiente así que sin más entró de nuevo a la casa y cerró la puerta cuidadosamente.
—Olvídenlo, no se puede.
El dolor en los ojos comenzaba a aumentar, aunque los tuviera cerrados el dolor no cesaba y esto ya me preocupaba.
Comencé a quejarme del dolor, me cubrí los ojos y me agaché pero el dolor no se iba.
Alexander reaccionó en seguida y le pidió a Mariana que trajera una vela encendida.
Mariana lo observó y le advirtió:
—Eso puede alertar a los zombies.
—Es un riesgo que hay que tomar, estoy sospechando algo que no es muy bueno.
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El Despertar Z
HorrorEn un laboratorio, un experimento fallido es el inicio del caos en el planeta tierra. Un apocalipsis zombie es inmediato provocando muertes, catástrofes, tragedias y probablemente el fin de la humanidad. Un chico lucha por sobrevivir y buscar una sa...