CAPITULO 70: RECUERDOS

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Alexander:

La comida que tenía en frente de mí la iba a comer con muchas ganas, tenía hambre y era extraño comer en la mitad de la iglesia casi a oscuras, la linterna de Jhon nos estaba brindando un poco de lumbre.

Todos estábamos contentos y tranquilos, nos hacía falta un poco de paz. El único que parecía no estar como nosotros era William, su estado de salud me preocupaba, la depresión podría ser tanta que se podría suicidar; necesitaba antidepresivos urgentemente.

Mientras comíamos y reíamos un poco, el frío nos estaba molestando, de repente decidí observar hacia la entrada de la catedral y la puerta estaba entreabierta.

— ¿Quién dejó la puerta así? —Pregunté.

—Creo que fui yo —Me respondió Julian mientras se levantaba con pereza —Iré a cerrarla.

Julian comenzó a caminar hacia la puerta y lentamente la cerró.

—Alexander, cuéntanos un poco más de ti —Agregó Rachel, después dio un trago de leche.

—Bien, vivía en Chinchiná, un pueblo que queda cerca, como a unos treinta minutos. Por motivos de estudio tuve que mudarme aquí y desde que empezó el apocalipsis no he hecho más que esconderme y huir, la situación se puso difícil, mi madre murió en frente de mí, vi cómo un zombie le abría el estómago mientras ella me miraba y me gritaba que corriera para salvarme... Mi padre desapareció y dudo que siga vivo.

—Wow... Que fuerte —Dijo Jhon.

—Pero bueno —Contesté —Ya no se puede hacer nada.

Hubo un silencio incómodo, Julian regresó y se sentó diciendo:

— ¿De qué me perdí?

—De nada —Le respondió Mariana —Es mejor que Alexander no repita eso.

—No te preocupes —agregué —ya todo pasó y aprendí a vivir con eso. Más bien Will, ¿Tú en que piensas?

—En nada —Respondió secamente.

Todos nos mirábamos, esto de estar ciego le estaba afectando demasiado.

—O bueno, tal vez si... Pienso en mis padres, extraño verlos a todos, extraño ver a Toby, extraño poder ayudar... Todo.

—No te angusties por eso Will, sé que quieres ayudar, sé que es difícil no ver, pero nosotros te pedimos que seas positivo —Le dijo Rachel mientras masticaba.

—Es fácil decirlo cuando tú no estás en mi posición —Comenzaba a alterarse William.

—Will, cálmate —Le agregó Julian un poco preocupado, esto no era normal en él.

— ¡¿Que me calme?! Por favor, desde que estoy así ustedes han sentido lástima por mí, no finjan ni lo nieguen.

—Will, nosotros entendemos por lo que estás pasando, pero eso no te da derecho a que nos trates así, te estamos intentando ayudar pero tú no te dejas, lo único que haces es deprimirte más —Le dije firmemente, debía entenderlo, no hacía bien con esa actitud.

Él de repente se quedó callado, comía en silencio y después dijo:

—Tienes razón, creo no los molestaré más.

—Perdóname si fui duro, pero es mejor que sepas las cosas como son —Le dije.

Él seguía comiendo... Sin decir nada, parecía ignorarme por completo.

—Creo que es mejor cambiar de tema, siento el ambiente un poco pesado —Interfirió Jhon —Por ahora disfrutemos de ésta comida.

Pasaron alrededor de veinte minutos, estábamos terminando de comer y ahora hacía falta conseguir algo para cubrirnos del frío y poder dormir cómodamente. El problema era qué conseguir, no conocía bien el lugar pero algo debía haber en la catedral.

El Despertar ZDonde viven las historias. Descúbrelo ahora