CAPITULO 103: EL PRESIDENTE

4.3K 344 116
                                    

Después de pasar mucho tiempo escondido y refugiado en la Casa de Nariño en Bogotá, Colombia, el presidente estaba ya sin saber qué hacer, sus reservas ya estaban por acabarse, la gran mayoría de sus escoltas y miembros del ejército que lo cuidaban habían muerto y ya había sufrido 2 traiciones e intentos de homicidio a la vez, todo porque querían "bajarlo del poder". La gran mayoría de las personas en Bogotá habían muerto, las calles estaban llenas de basura, sangre, algunos cadáveres y en algunas ocasiones, extremidades humanas. Todo estaba solitario y devastado, a lo lejos se escuchaban algunos zombies gritar y hasta personas siendo devoradas, pero la única persona que importaba en ese momento, según las personas en el interior de la Casa de Nariño, era el presidente. Todos los que estaban allí tenían su lugar para proteger y vigilar, algunas hordas los habían atacado y por ello habían perdido tantos hombres, algunas de las habitaciones estaban totalmente destruidas y en las paredes había numerosas manchas de sangre, marcas de rasguños y hasta había dientes clavados allí. Fuera del muro que rodeaba y protegía la Casa de Nariño, había cuerpos en todas partes, y a un extremo de la entrada principal, había una pequeña montaña de cadáveres, el hedor era impresionante, e incluso, varias moscas lo rodeaban, haciendo que fuera mucho más asqueroso y repugnante.

El presidente estaba en su gabinete desesperado, caminando de un lado a otro, con las mangas de su camisa azul remangadas hasta los brazos y en sus axilas, grandes manchas de sudor. Hacía muy poco habían resistido un fuerte ataque de una horda, por lo que tanto estrés estaba volviendo loco al presidente y a sus soldados y escoltas.

De repente, la puerta de la habitación se abrió de golpe bruscamente y entró una mujer joven, de unos 25 años aproximadamente, usaba lentes y su cabello estaba despelucado por completo, la manga derecha de su blusa estaba rasgada pero no estaba herida. Su respiración estaba agitada y exclamó:

—¡El general está peor! ¡Y no sólo eso, la parte Norte del muro está por caer, si eso llega a pasar, estaremos en graves problemas!

—¿Cuántas personas hay en el momento?

—Señor presidente... Con las personas que hay no son suficientes para resistir otro ataque, y si esa parte del muro cae, habrá que dispersar a las personas y quedarán muchas partes del lugar sin vigilancia.

El presidente hizo una señal para que la joven parara de hablar, estaba bajo mucha presión, el general que controlaba a los soldados estaba moribundo, pues un zombie lo había mordido varios días atrás en un costado. El presidente tomó aire, caminó hacia su escritorio y sorpresivamente lo golpeó con ambas manos gritando:

—¡MIERDA!

La joven que estaba allí se asustó y cerró los ojos, la respiración del presidente era muy agitada y sonaba muy fuerte.

—¡Vamos de mal en peor! ¡Pero por qué si hemos seguido todas las normas de seguridad! —Gritaba el presidente desesperado.

—Le recuerdo que ha sido traicionado, quizá haya personas tratando de sabotear lo que ha logrado formar.

—Tienes razón... ¿Lo del muro quien lo sabe?

—Lo sabe el vicepresidente, usted y yo... ¡Ah!, y el jefe de la escolta.

—Bueno... Al menos son gente de mi confianza... O eso creo. Quiero que estés pendiente de todo, si ves algún movimiento sospechoso o algo, avísame. No estamos peleando contra zombies solamente, también con personas que quieren quedarse con todo y están dispuestos a hacer lo que sea.

—Entendido. ¿Y el general qué?

—En unos minutos voy a verlo, quiero tranquilizarme primero.

El Despertar ZDonde viven las historias. Descúbrelo ahora