CAPITULO 19: LA EXPIACIÓN

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Carl se encontraba en apuros. Un escalofrío pasaba por todo su cuerpo.

—Eres el único que sabe de esto —Dijo Cindy.

Dicho esto tiró del gatillo y el arma sonó *Chic* el arma no tenía balas y Carl hizo un pequeño brinco.

—Si le dices a alguien, habrá una bala llena de pólvora esperando atravesar tu cráneo.

Carl cerró los ojos tratando de calmar su furia.

—Ahora lárgate.

Carl abrió la puerta y la cerró fuertemente, regresó a la casa y allí nos vio...a Mariana y a mí jugando con Toby.

—¡Hola!, ¿Cómo te fue? —Le pregunté.

—¡Casi me matan por ir por tus pistolitas!

—¿Que paso? —Preguntó Mariana preocupada.

—Lo siento, no les quise hablar así, es que me da rabia que me apunten con armas, no lo tolero. —Explicó. - La puta esa me enseñó algo que nadie debe ver o saber.

—¿Qué cosa?

—Mañana les digo, por ahora me siento muy cansado, tengo mucha ira y cuando me enojo sueno muy grosero. Iré a dormir, duerman en el sofá si quieren. Duerman bien, mañana nos espera un día muy agitado.

Seguramente hablaba de ir en busca de mis amigos.

Teníamos que recargar energías, el día había sido extraño, era nuestra primera noche en el poblado. Me sentía seguro en la casa de Carl, una fuerte amistad con él se estaba formando.

Al día siguiente...

Un fuerte alboroto se sentía afuera. Carl me despertó, estaba apresurado y me dijo:

—Lo de la búsqueda no puede ser hoy, algo está pasando y no me agrada esto.

Me levanté y vi a Mariana salir de la ducha.

—Báñate rápido, esto no es normal.

Después de haberme bañado con el agua fría de ese lugar me vestí y salí con Carl y Mariana, decidimos dejar a Toby en la casa para evitar problemas con la loca de Cindy.

Salimos y seguimos el ruido. Llegamos a la plaza donde estaban todas las personas reunidas formando un camino, parecía como si un desfile fuera a pasar.

Los que se habían despertado más temprano escucharon la noticia de Cindy decirles que iba a suceder una "Expiación". La voz corrió por todo el poblado y al parecer los únicos que no nos habíamos dado cuenta éramos Carl, Mariana y yo.

Nos hicimos entre la multitud hasta legar al borde de la acera, tuvimos que empujar a unas cuantas personas pero estas no parecían darse cuenta. Las puertas de la iglesia se abrieron de par en par, después salieron guardias perfectamente sincronizados y detrás de ellos Cindy. Pararon de avanzar y la cura, la religiosa que tanto asco que le tenía gritó:

—¡Hijos míos, un día como éste se hará por primera vez en éste poblado la Expiación! ¡El diablo ha poseído a uno de los nuestros y le demostraré que no va a lograrlo nuevamente!

Yo estaba completamente seguro de que hablaba de Chirs... El ya muerto que Chris que ahora era un zombie y ella no lo entendía. La infección o el virus para ella no existía, todo tenía que ver con su religiosidad.

—¿Acaso ella no ha visto a un zombie o no ha oído hablar del virus? —Le pregunté a Carl.

—Sí —Contestó —Pero ella cree que Dios está castigando a la humanidad por todo el daño que el ser humano ha causado y bla bla bla.

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