CAPITULO 33: KARMA

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El Sniffer golpeaba la puerta y en un par de segundos comenzó a gritar como loco. La puerta sonaba mucho más fuerte y no tardarían en llegar más zombies. Los guardias corrieron hacia la puerta e hicieron una posición defensiva por si algo llegara a ocurrir.

Yo me puse nervioso en ese momento, el miedo empezaba a estremecerme ya que no tenía cómo defenderme.

Cindy por otro lado nos miraba fijamente.

—No crean que por un zombie se van a escapar de lo que les espera. Vamos a continuar.

Giró su mirada hacia Toby pero vio que no se movía, aparentemente ya estaba muerto pero en realidad no lo estaba. Muchos más golpes en la puerta se fueron uniendo provocando un estruendo tanto dentro como fuera de la casa en donde estábamos y eso iba a ser un problema.

—¿¡Para qué tienen esas armas!? ¿¡De adorno!? ¡Disparen!

En el poblado:

Los hombres ya estaban casi listos. La gran mayoría tenía armas, a algunos les tocó usar armas de cuerpo a cuerpo ya que no había la cantidad de armas suficientes. Un grupo pequeño se encargó de los guardias que quedaban en el poblado noqueándolos y escondiéndolos en un lugar muy discreto. Fueron por las camionetas y las personas empezaron a subir hasta que por fin estaban listos. Tenían que volver a la ciudad de Manizales, puesto que el poblado se ubicaba a las afueras de dicha ciudad.

De vuelta con William:

Los guardias de Cindy empezaron a disparar, las balas atravesaron la puerta y varios zombies cayeron al suelo, pero hacer esto estuvo mal. Muchas más sombras de manos se vieron a través de la puerta que tenía unas pequeñas ventanas de cristal opacas, los golpes fueron más fuertes y más zombies se iban acercando.

Cindy se agachó un poco para observar a Toby, se levantó y con el pie lo movió un poco para asegurarse si estaba muerto. Toby no hizo respuesta alguna, fingí que eso me preocupaba pues Toby realmente no estaba muerto.

—¡No podemos contra ellos! ¡Son demasiados! —Gritó uno de los guardias.

—Ese es tu trabajo imbécil, los traje y los contraté para que me cuiden.

—¡La munición se nos acaba!

Del otro lado de la puerta se escuchaban más caminantes llegar.

Cindy, se acercó a mí y me dio una fuerte patada en el pecho, debido a la fuerza e impulso caí de espaldas junto con la silla, a Mariana le propinó un fuerte puño en el vientre y en el rostro. Ella se quejó por lo bajo y no dijo nada, estaban resignados.

Hubo un momento en que la puerta sonaba más fuerte de lo normal hasta que cedió. Los zombies empezaron a entrar: se veía al Sniffer desgarrar el cuello de uno de los guardias. El olor a pólvora y carne podrida se combinaron en el aire, era nauseabundo.

En el suelo me movía con brusquedad tratando de liberarme de mis ataduras, pero era imposible, estaba bien amarrado. Algunos delos zombies lograron entrar a la casa y llegar a la sala, donde todos estábamos. El zombie fue hacia su presa más cercana la cual era Cindy.

Ellos empezaron a forcejear, al parecer el zombie tenía mucha más fuerza y la empujó hacia un sucio espejo que había detrás de Cindy. Al impactar contra el cristal, éste se reventó en varios pedazos afilados de diferentes tamaños y se esparcieron por el suelo, varios cayeron junto a mí y trataba de acercarme a uno de ellos. Cindy logró sacar un cuchillo de su bolsillo y se lo clavó en la frente, lo volvió a sacar con un poco de dificultad y le propino 4 puñaladas en su cuello.

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