CAPITULO 99: ENCERRADOS

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William:

Lo de Toby me había sorprendido, a pesar de todo lo que había pasado con el loco del científico ese, me tomó por sorpresa lo de mi perro... Estaba vivo pero muy maltratado. Me moví como pude para poderme liberar, pero no podía, mis manos, brazos, piernas y pies estaban muy bien amarrados, y encima de eso, había otra cuerda en mi cintura y pecho que me pegaba bien a la silla. Mis amigos estaban asustados, Rachel y Mariana estaban sorprendidas por lo de Toby, Julian, Carl y Jhon estaban buscando la forma de liberarse, pero parecía inútil, en el lugar hacía mucho frío y yo tenía un poco de hambre. Aparte de eso, me sentía sucio, observé mis brazos y tenía varias manchas negras, mi ropa estaba sucia al igual que la de los demás. Cerrando un poco más los ojos observé a Rachel y Mariana, sus cabelleras estaban alborotadas y apuntando a varias direcciones, se les veía muy maltratado y opaco. Carl olía a sudor... En otras palabras, nuestra higiene estaba por los suelos y yo me estaba desesperando.

—Debemos buscar el modo de salir de aquí —Dijo Jhon asustado.

—No hay forma —Respondí —Estamos muy bien amarrados, además este lugar está lleno de esos tipos y si nos ven, nos pueden matar o atrapar y nuestra agonía puede que sea mayor.

—Will tiene razón —Me apoyó Julian moviendo sus brazos como podía —Si nos escapamos, todos los de este lugar nos buscaran hasta debajo de las piedras, además la entrada está muy bien vigilada... Todo está bien vigilado.

—Muchachos... Éste puede ser nuestro fin... Y si lo es, debemos morir luchando, hay que demostrarle a ese imbécil de Big y del científico ese que no nos rendiremos tan fácil. Debe haber una manera —Decía Carl mientras observaba detenidamente la habitación.

De repente, la puerta sonó y se abrió, apareció Alexander con una sonrisa y respondió:

—Pues no, no la hay.

La respiración de Carl se aceleró y su rostro se tornó de color rojo:

— ¡¿Qué haces aquí?! —Le gritó

—Tranquilo —Respondió —No les haré daño.

— ¿No? ¿Acaso no ves todo el daño que nos has causado? —Le dijo Mariana con todo el enojo.

—Sé que me odian y no me quieren ver, pero no tenía opción.

—Si claro, lo mismo que dicen en las películas. Por favor, con un padre así yo me iría bien lejos —Le respondió Jhon.

—A pesar de todo es mi padre.

— ¿Por qué mejor no te largas y nos dejas tranquilos? —Le preguntó Julian con un acento bastante amenazante.

—Chicos... Por favor, entiéndanme.

—Lo que quiero entender es que abras la puerta y saques tu culo de aquí. Eso sí que lo voy a entender —Le volvió a decir Carl.

—Estaba entre la espada y la pared, yo vigilaba a Cindy y cuando los vio en la guerra, me pidió que los vigilara a ustedes, pero yo les tenía cariño. Chicos... No era mi intención.

— ¡Maldito bastardo! ¡No nos hables como si fueras amigo nuestro! —Carl comenzó a moverse bruscamente, su mirada estaba fija en Alexander y sus movimientos eran cada vez más bruscos.

— ¡LÁRGATE! —Gritó con todas sus fuerzas y dejando escapar varias gotas de su saliva.

Después de unos minutos, Alexander estaba dando pasos hacia atrás, Carl parecía estar poseído de algo. Jhon interrumpió el momento diciendo:

—Es mejor que te vayas, no eres bienvenido ni te queremos volver a ver.

— ¡Es mejor que te vayas porque si me llego a liberar te mato!

El Despertar ZDonde viven las historias. Descúbrelo ahora