CAPITULO 78: CINDY VI

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Me preparaba para escuchar la historia que Samantha me iba a contar, quería arrancarle el cuello, como ya lo había dicho antes, pero algo me decía que ella me podría servir de algo.

—Bien, acomódate porque la historia va a ser un poco larga —Dijo después de tomar un sorbo de chocolate y comer un bocado de arroz —Al comienzo de éste apocalipsis traté de llamarte, pero no me contestabas, y encima de eso, me robaron el celular. Sí, aun cuando la muerte estaba en las calles, había personas que aprovechaban el momento y hacían sus fechorías. Un grupo de militares me "rescataron" por decirlo así, me hicieron subir a un camión y después que varias personas subieran desesperadas, el camión arrancó. Estaba asustada, las personas gritaban de miedo, de dolor, pedían ayuda... Eso nunca podré sacarlo de mi cabeza. La cuestión es que aquel camión atropellaba a personas y a esas cosas, después, uno de esos zombies quedó atrapado en el parachoques del vehículo y el que conducía daba giros muy bruscos para poder deshacerse de él, pero no lo lograba. Todos comenzamos a gritar y los militares que estaban junto con nosotros le disparaban, pero el camión se movía mucho y no lograban darle. Después, una pierna del zombie se desprendió y comenzó a subir por el capó. Cubrió la vista del conductor y después chocamos con un poste de luz. Todos quedamos aturdidos, el conductor murió y uno de los militares que iba con nosotros también, pues salió expulsado por la fuerza y su cabeza fue a chocar bruscamente con la pared de una casa, aunque algunas personas murieron también, que yo recuerde, vi a una persona con la cabeza atravesada por un pedazo de vidrio. Las pocas personas que quedamos aturdidas y adoloridas, comenzamos a arrastrarnos hasta caer al asfalto, la cabeza me dolía y el brazo izquierdo lo tenía resentido. Me levanté y comencé a correr como pude hacia un lugar seguro. Las personas corrían a mi alrededor y en diferentes direcciones, algunos me empujaban, otros me esquivaban y algunos se caían. Los militares que habían allí le disparaban a los zombies y a las personas que veían que estaban mordidas, y otros gritaban en señal de que siguiéramos una ruta. No sabía qué hacer, sentía que de una u otra forma iba a morir, pensaba que los del ejercito nos iban a matar, y si no los seguía, me matarían los zombies o cualquier persona. El desespero por buscar una salida me obligó a correr hacia donde primero volteara, vi una calle un poco más despejada y comencé a correr por allí. Me apoyaba en las paredes y después escuché un grito que decía:

— ¡NO VAYAS POR AHÍ!

En la historia de Samantha:

Al girar vi que un soldado estaba gritando mientras me perseguía. No confiaba en nadie, mi instinto de conservación me obligó a querer estar sola, cuidarme sola, andar sola y preocuparme por mí. En todo este alboroto que había, personas corriendo y los militares tratando de salvar gente, yo pensaba de otra forma. Pensaba que los militares junto con las personas que rescataban, ya fuera en el batallón o en algún otro lugar, los revisarían y matarían a los que estuviesen con marcas de mordidas, rasguños o cualquiera otra herida provocada por esos seres infernales. Por mi parte, no tenía heridas graves, pero si tenía un brazo resentido y para ellos podría ser una razón para desconfiar, obviamente no quería arriesgarme y mi mente al pensar así, buscaba una estrategia para perder de vista a ese soldado.

— ¡ESPERA! —Seguía gritando el militar.

Seguía corriendo mientras esquivaba a personas, no tenía nada con que defenderme lo cual era peligroso, pero conseguirme un arma era lo primero que debía hacer después de escabullirme. El soldado parecía alcanzarme, me asusté y comencé a observar mi alrededor. De uno de los edificios que había cerca, salían personas aterrorizadas gritando y algunas sangrando. Comencé a correr hacia la entrada de dicho edificio y entré. Respiraba demasiado rápido y fuerte, estaba cansada de tanto correr y mi brazo dolía. Me escondí en la primera oficina ejecutiva que vi y me agaché debajo del escritorio.

El Despertar ZDonde viven las historias. Descúbrelo ahora