CAPITULO 82: BIG VIII

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Big estaba un poco acelerado, se le notaba ansioso e inquieto. Todo en la base de los Cuervos Rojos andaba a la normalidad, la vigilancia estaba atenta, la hora de comer ya estaba a punto de comenzar y la hora para salir a buscar los elementos que el científico necesitaba se acercaba.

Big, sentía un extraño sentimiento de satisfacción y extrañeza a la vez, sin lugar a dudas iba a sucederle algo bueno y su nerviosismo era porque quería saber qué era. Después que hubiese irrumpido en el cuarto del científico y verle la cara de miedo, se reía tras recordar su expresión facial. No tenía muy claro que había que buscar, pero era seguro que tendría que volver a ese laboratorio donde lo encontraron.

También quería revisar el inventario, qué comida se estaba acabando y por supuesto, cuánta munición buscar, ya no tenían mucha y no quería sufrir por falta de balas. Big, caminó hacia la cocina del chef y comenzó a hablar con el chef:

—Necesito que me hagas una lista de alimentos que hacen falta, dentro de poco salimos a buscar recursos.

—Está bien, pero como veo que estás apresurado anotaré lo más importante, del resto lo puedes buscar mañana.

—Podemos dirás, tú vas a ayudar mañana a buscar comida.

—Bien, total no hago casi nada más que cocinar.

— ¡¿Vas a comenzar a quejarte?!

—No se puede dar una puta opinión porque te pones histérico, puedes ser el líder de éste grupo, pero no eres mi papá.

Big se quedó en silencio, le importaba un pepino lo que el chef decía, pero ya estaba cansado de decir siempre lo mismo; lo único que hizo fue dar media vuelta y caminar hacia la salida, pero ya antes de irse, mencionó:

—Llévame la lista a mi oficina después del almuerzo y mañana te espero a primera hora.

El chef asintió y comenzó a preparar todo para la hora del almuerzo. Big comenzó a buscar a algunos hombres para avisarles de la búsqueda que iban a tener junto con el científico, iba a ser algo tedioso pero necesario para los Cuervos Rojos.

Pasado un tiempo, ya faltando poco para la hora del almuerzo, se dirigió al cuarto del científico nuevamente, abrió las puertas bruscamente y dijo:

— ¡¿Aún sigues aquí?!

El científico un poco asustado le respondió:

—Sí, aquí sigo, es mi cuarto. Tú no deberías estar aquí. ¿O acaso buscas algo?

—Es mi base y puedo hacer lo que se me dé la gana, y si, necesito que te apresures pedazo de basura, ya casi es hora de comer y tú aquí perdiendo el tiempo.

Dentro del científico crecía el odio y quería provocarle muchos daños, pero para él, aún no era el momento de la venganza. Big salió con una risa cínica y caminó hacia su oficina, allí encontró su comida ya preparada y comenzó a pensar qué hacer para la búsqueda. Tendría que ir al laboratorio y a tiendas de química o algo por el estilo, no sabía mucho de ese tema por lo que estaba confundido.

El científico, en su cuarto, esperaba a Fred un tanto impaciente y al cabo de un rato, apareció.

— ¡Fred!, te he estado esperando.

—Hola, ¿Para qué?

—Hace poco apareció Big, quiero acabar con ese bastardo lo antes posible.

— ¿Qué te hizo? Te veo nervioso.

—Provocarme, eso hizo. No sé si sospecha algo, pero últimamente me está sacando de mis casillas.

—Debes tener paciencia, hay que estudiar todos los movimientos de él, hay que saber cómo se accede a la cocina, son muchas variables. Con paciencia todo se puede.

El Despertar ZDonde viven las historias. Descúbrelo ahora