CAPITULO 59: CINDY II

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Lo que más le había llamado la atención eran los hongos en el cuerpo que había visto, había un pequeño charco negro en donde le hacía falta la mano y se acercó un poco, después el hedor invadió su nariz e intentó vomitar un par de veces. Se cubrió la nariz y la boca y se acercó un poco más, observó el rostro del cuerpo y se llevó una desagradable imagen. Uno de sus ojos estaba cubierto por los hongos, su boca estaba en un estado putrefacto en el cual tenía unos cuantos gusanos moviéndose de la forma más asquerosa, la mitad de su nariz estaba abierta con unos cuantos hongos y en su frente tenía unas manchas de color verde y negro.

— ¿Pero qué es esto? —Se preguntó a sí misma.

Con el bate tocaba el cuerpo empujándolo cerciorándose de que estuviera muerto, se estaba acercando demasiado a un cadáver sin saber cuál era su condición.

Retrocedió un poco y después suspiró del alivio. Seguía con su nariz cubierta y después se marchó del lugar dejando atrás ese cadáver.

Cerca de allí, entró a una cafetería en busca de comida y de agua. Aparte de que buscaba provisiones tenía hambre y sed.

Una vez adentro comenzó a revisar todo lo que fuera posible, la cocina, las vitrinas pero no hallaba nada. Comenzaba a recordar el almacén lleno de recursos que tenía escondido. Todo se le había escapado de las manos y todo por su culpa, pero el orgullo que ella tenía era demasiado.

Giro su vista hacia una de las mesas del restaurante y allí pudo ver un pedazo de pan que estaba cubierto a medias por una servilleta, se puso contenta en ese instante y caminó hacia él saboreándose la boca.

Justo cuando iba a tomar el pan la servilleta comenzó a moverse sola, Cindy se asustó un poco y con el bate movió la servilleta lenta y cuidadosamente.

Al retirarla por completo vio que un ratón estaba comiendo del pan, se enojó enseguida y gritó:

— ¡Maldito animal asqueroso!

Después levantó y el bate y con todas sus fuerzas golpeó la mesa aplastando al pobre ratón. El pan quedó manchado de sangre y Cindy se enojó más.

Se sentó en una silla para calmarse y después de dijo a sí misma:

—No puede ser tan difícil encontrar algo de comida.

Observaba el pan destrozado, le daba asco comérselo pero de alguna forma u otra necesitaba calmar su hambre. Tomó la cola del ratón y retiró al animal de su comida.

—No puedo creer que vaya a hacer esto —Dijo por lo bajo mientras tragaba saliva y se preparaba para comérselo.

La mancha de sangre estaba en casi todo el pan y a Cindy no le importaría para nada.

Dio el primer mordisco no tan grande, mordía rápidamente y después tragó sin casi saborear el pan. Comenzó a toser y a tratar de vomitar, se daba leves golpes en el pecho para pasar el malestar y descansar para dar otra mordida más grande.

Volvió a observarlo con cierto asco y después tomó aire, dio una mordida mucho más grande y comenzó a masticar rápidamente como hizo anteriormente y tragó.

El último trozo que le quedaba lo arrojó lejos y comenzó a tomar aire mientras trataba de vomitar de nuevo.

Después de cinco minutos salió de la cafetería con una mano en su estómago y con un poco de nauseas. Giró para ver el cuerpo por última vez pero éste había desaparecido.

Cindy se puso nerviosa en ese instante y empezó a dirigir su mirada en todas direcciones, su corazón se aceleró y la adrenalina recorría todo su cuerpo. Puso su bate en posición de ataque y comenzó a avanzar lentamente estando atenta a cualquier ruido extraño.

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