CAPITULO 27: HISTORIA

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No entendía nada lo que pasaba, Carl bajó su arma y los ojos se le encharcaron. El hombre que había salido de la casa se detuvo de golpe, observó a Carl de pies a cabeza y su expresión facial no fue la mejor de todas.

—¡Tú! - Dijo.

—¡Hermano! —Dijo Carl acercándose a él con las manos abiertas, le iba a dar un abrazo.

—¡Aléjate de mí! No me toques infeliz —Reaccionó al ver que Carl se le acercaba.

—No tuve elección, te lo juro. Todo pasó muy rápido.

—Pues para mí no, tuve que resistir ese dolor infernal que aún no olvido —Empezó a llorar—Espero que seas como yo y sufras ese mismo dolor ¡NO SE ABANDONA A LA FAMILIA!

Todos estábamos observando a los dos hermanos gemelos, escuchando su conversación el cual no entendíamos lo que había pasado.

Tiempo atrás, cuando el apocalipsis empezó:

Carl estaba en casa de su padre, la electricidad no funcionaba en su casa y en el sillón se encontraba Sebástian su hermano gemelo menor. Ambos nacieron el mismo día con la única diferencia que Carl nació primero. La madre de ellos dos murió al tenerlos así que su padre hacía el papel de madre también.

No se atrevían a salir a las calles, había mucho alboroto y se escuchaban disparos a lo lejos y de vez en cuando cerca de su casa. Escuchaban en algunas ocasiones zombies correr por su casa gruñendo persiguiendo una víctima y eso los asustaba demasiado. El padre de los gemelos se encontraba afuera tratando de conseguir algo de comida para los tres, era un momento difícil ya que los supermercados estaban siendo saqueados y entre la multitud se peleaban e incluso se mataban por una bolsa de arroz. Se tardaba demasiado, Sebástian y Carl se estaban preocupando, era alrededor de las 4:30 y el atardecer no tardaba en llegar. Cuando se empezó a oír el rumor de que había muertos vivientes por todos lados, decidieron ir a casa de su padre para que todos estuvieran juntos pues ambos tenían sus vidas independientes.

Sin esperarlo la puerta se abrió de golpe y entró el padre de ellos con suspiros de cansancio y las manos cubiertas de sangre.

—¿Que pasó papá? ¿Te pasó algo? —Preguntó Sebástian angustiado.

—Larga historia hijo, por ahora ayúdame a entrar estas bolsas y Carl, trae dos martillos, tú y yo vamos a sellar las ventanas.

—¿Con qué? —Preguntó Carl asustado.

—Con unas tablas que también traje. ¡Ah!, y ve al sótano, allí tengo 3 cajas de clavos.

Sebástian llevó las bolsas a la cocina y Carl fue a por los martillos y los clavos. Al subir Carl de nuevo con su padre le pasó un martillo y ambos empezaron a tapar las ventanas con las tablas.

Al pasar 15 exhaustos minutos, todo estaba bien protegido y esa noche podrían dormir un poco más tranquilos. Su padre era de unos 53 años aproximadamente y cabello castaño.

—Bueno hijos, prométanme una cosa.

—Claro, ¿Qué cosa? —Preguntó Sebástian.

—Prométanme que nos vamos a proteger mutuamente, nos vamos a ayudar y jamás nos abandonaremos... Ustedes son lo único que tengo.

—Tranquilo papá, siempre estaremos contigo, y también contigo mocoso —Dijo Carl refiriéndose a su hermano, así le decía de cariño pocas veces. Los tres se abrazaron, era una familia muy unida.

Al día siguiente todo estaba un poco más tranquilo, aunque los disparos de lejos se seguían escuchando. Carl se despertó en el sofá, estaba haciendo guardia por si algo se salía de control pero al ver que nada extraño pasaba decidió dormirse.

El Despertar ZDonde viven las historias. Descúbrelo ahora