CAPITULO 64: BIG III

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No paraba de observar el terreno con su binoculares, todos esos árboles puestos en orden y esa malla que había visto le habían despertado la curiosidad sin mencionar esa pared a lo fondo que las hojas de los árboles escondían.

— ¿Que cree que sea señor? —Le preguntó uno de sus hombres.

—No lo sé, hay que investigar. ¡Ustedes tres! —Mencionó señalando —Vayan ustedes primero.

—Pero jefe, ¿Y si el terreno está minado? —Le preguntó uno de ellos.

— ¿Por qué crees que les estoy diciendo que vayan ustedes primero?

— ¿Nos va a sacrificar? Eso no lo haría un líder —Agregó otro de ellos un poco enojado.

Big caminó lentamente hacia él, sacó su arma y con ella misma le dio un fuerte golpe en su rostro.

— ¡EXACTO! ¡¿Sabes qué?! Ahora irás tu solo.

El hombre estaba tendido en el piso, acariciando su rostro.

— ¡¿QUE ESPERAS?! ¡LEVÁNTATE!

El hombre se levantó lentamente y Big le quitó las armas.

—Ahora avanza —Le ordenó.

El hombre sin mencionar ninguna palabra comenzó a caminar hacia los árboles y obviamente hacia la malla que Big había divisado. Avanzaba con mucho miedo y mirando hacia Big, parecía un cachorro. Big no tenía mucha paciencia así que con su arma le apuntó y le dijo:

—Ve más rápido o el que te matará seré yo.

El hombre al escuchar esto aceleró su ritmo, estaba aterrado y si el campo por donde caminaría estuviera minado moriría igual. Llegó a mitad de camino, al parecer todo estaba en orden, no había nada defensivo.

— ¡Llega hasta el final! —Gritó Big sin dejar de apuntarle.

El hombre siguió caminando con miedo hasta que después de unos minutos logró llegar hacia la malla.

— ¡No hay nada! —Gritó el hombre desde lo lejos.

Big y los demás hombres avanzaron hasta la malla y Big pudo ver lo que se escondía tras esas hojas. Era una edificación blanca, muy sucia y tenía manchas negras, tenía los vidrios rotos y en una parte de la malla estaba abierta, como si alguien la hubiese forzado.

— ¿Ves que no era tan difícil? —Preguntó Big con una sonrisa.

—Si... Perdóneme jefe.

Big le apuntó a la cabeza y tiró del gatillo.

—Disculpas no aceptadas.

Todos lo observaron y no dijeron ni una sola palabra, si decían algo en contra de lo que Big había hecho morirían también. Entraron por el agujero que había en la malla, todos se quedaron viendo la edificación que al parecer tenía dos pisos, no sabían nada sobre eso.

— ¿Qué está haciendo esto en la mitad de la nada? —Preguntó Big desconcertado.

—No lo sé, supongo que vamos a averiguarlo, ¿no?

—Exacto, preparen sus armas, puede que haya algo más aquí —Ordenó Big firmemente.

Todos ya estaban preparados, caminaban junto a la pared y después llegaron a la entrada principal, las puertas estaban destrozadas y una de ellas estaba en el suelo.

— ¿Qué pasó aquí? —Dijo uno de los Cuervos Rojos.

—Nada bueno —Contestó Big —Estén alertas.

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