CAPITULO 84: SORPRESA INESPERADA

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Alexander:

Estaba nervioso y asustado, no sabía si el que estaba entre la maleza era de los míos o era otra persona.

— ¿Quién eres? —Pregunté con la voz casi temblorosa.

— ¿Te importa acaso?

En ese momento supe que no era de los míos, pero de igual forma estaba ganando algo de tiempo para esperar a que los Cuervos Rojos llegaran.

—Nosotros no te haremos daño, tranquilo, somos un grupo de personas que trata de buscar la salida a todo esto.

—Ustedes son unos grandes imbéciles, miren el mundo como está. No hay salida a éste infierno.

Carl dio un par de pasos y de escuchó un disparo. La bala impactó cerca de los pies de Carl y la voz gritó:

— ¡Ni un paso más o el próximo irá directo a tu frente!

Carl respiraba rápido y le respondió:

—Oye amigo, podemos irnos sin causarte problemas, tú sólo baja tu arma y nos iremos, como si nada hubiera pasado.

Después, el hombre que estaba entre la maleza se enfadó aún más y dijo:

— ¡De hecho no quiero que se vayan! Me tienen que ayudar sí o sí.

William estaba nervioso y Toby estaba dentro del auto asustado. Yo por otra parte no sabía lo que pasaba, cada segundo que pasaba era valioso ya que le daba tiempo a los Cuervos Rojos de llegar.

De repente, las hojas de empezaron a mover y de un arbusto salió un hombre que sangraba de un costado, se le notaban dos costillas y la sangre salía sin parar.

—Hace poco me mordieron —Dijo el hombre caminando lentamente —Un pequeño grupo de esas cosas me atacó y empecé a disparar como loco. Mientras corría, disparaba e iban cayendo uno a uno, pero yo estaba tan concentrado disparando a una dirección y sin darme cuenta, apareció uno a ni derecha. Chocó conmigo y caímos al suelo. Mi arma cayó unos metros alejado de mí y en mi afán por tomarlo de nuevo, no me fije en el zombie y me mordió el costado. Fueron un par de mordidas y con unos golpes pude librarme. Entre jadeos me levanté y corrí lo más que pude.

—Estás muy pálido —Dijo Mariana asustada.

— ¡NO ME DIGAS!

—Mira, nosotros no tenemos cómo curar eso —Dijo Julian tratando de calmar al hombre —Hay una forma y es la que creo que no quieres escuchar.

— ¿Cuál es esa forma?

—Debes morir, suicídate o quédate solo y conviértete. Pero nos estás poniendo en peligro.

Después el tipo apuntó con su arma y exclamó con gran fuerza:

— ¡Ustedes me van a ayudar sea como sea! ¡Estoy muy asustado y me vale madres cómo lo harán!

— ¿Qué harías tú en nuestro lugar? —Le preguntó Rachel.

—Los ayudaría sin duda.

—Sabes que mientes, dices eso por conveniencia para que te ayudemos —Le dijo Carl serio y firme.

— ¡Me importa un carajo!

De repente, se empezó a escuchar un sonido de fondo y se nos era muy familiar.

— ¿Escuchan eso? —Preguntó Mariana temerosa.

—Suena como si fuese un auto —Agregó Mariana.

—Al menos es buena noticia, estamos "salvados" —Traté de calmar a los demás, de seguro esos tenían que ser de los míos.

Carl después señaló en dirección izquierda y exclamó:

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