CAPITULO 55: CINDY

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Después que se marchó humillada y golpeada del poblado, y aparte de sobrevivir ante el ataque de un zombie, se marchó a la ciudad para encontrar un refugio donde descansar y conseguir algo de agua y comida.

Llegó cansada a la entrada de Manizales, los pies le dolían y sus piernas estaban muy fatigadas, se sentó al borde de la acera para descansar un poco y después sintió un suave alivio y y relajación.

Miraba en dirección al poblado con una mirada penetrante, ahora más que nunca quería matarlos a todos, en especial a William y los demás.

- Juro que me las van a pagar - Se decía a si misma.

Se quedó sentada alrededor de 10 minutos hasta que se levantó y siguió con su camino. Mientras avanzaba veía a los zombies caminar a lo lejos dando pasos erráticos y gruñendo. Tuvo que desviarse en varias ocasiones, lo que buscaba era supermercados o alguna casa en la que fuera fácil entrar.

Entró a varios supermercados para comer algo pero no encontraba nada, los alimentos estaban podridos, tenían muy mal aspecto y su olor era terrible. Estaba ya cansada de no conseguir lo que quería, su paciencia no era mucha y ya se estaba desesperando.

Al verse en la situación en la que estaba, empezaba a tener miedo por su vida, no tenía nada con que defenderse y como su fuera poco estaba cansada de caminar tanto. Trataba a toda costa de evitar a los zombies, aunque en algunas ocasiones se vio obligada a correr ya que algunos la perseguían. Una de las cualidades de Cindy es que es muy escurridiza; sabe escaparse de cualquier situación, pero con el poblado no le fue tan bien como ella esperaba.

Estaba cerca de su casa, donde casi mata a William, Carl, Julian y los demás. Entró con mucho cuidado golpeando la puerta para averiguar si alguien estaba allí adentro y afortunadamente para ella no había nadie; ni personas ni zombies.

Caminó hasta la sala donde tenía cautivos a William y los demás, se asomó a la cocina con sumo cuidado y comenzó a abrir gabinetes y la nevera que no servía.

- ¡NO PUEDE SER! ¡MALDICIÓN! - Gritó a todo pulmón al ver que todo estaba vacío.

Ella tenía comida enlatada en su casa por si tenía alguna emergencia y ésta era una de ellas, alguien le había robado lo que tenía, era eso o los hombres de Jerry se la habían llevado cuando fueron al rescate, no se sabía quien hubiese sido.

Dio unos cuantos golpes fuertes a los gabinetes y a las paredes debido a la frustración, se estaba volviendo loca y lo peor de todo era que los zombies la habían escuchado.

Tres zombies que estaban cerca empezaron a entrar a la casa, Cindy se puso alerta dando un leve suspiro y corrió a una de las habitaciones de su casa, cerró la puerta con mucha fuerza haciendo un ruido que estremeció parte de la casa y se escondió debajo de una cama.

Respiraba por la boca para no hacer tanto ruido hasta que la puerta comenzó a emitir unos fuertes ruidos.Los zombies estaban golpeando la puerta con todas sus fuerzas tratando de abrirla. De repente lograron hacer un agujero en la misma mientras seguían golpeándola.

Después de un tiempo los zombies lograron entrar, la puerta se abrió de golpe debido a los fuertes golpes dejando caer unos cuantos pedazos de madera al suelo.

Los zombies observaban todo a su alrededor, gruñían y mostraban sus dientes podridos. Avanzaban poco a poco mientras Cindy veía la ropa desgarrada de los zombies y sus pies a medio comer. El olor de la carne podrida de los zombies inundó la habitación haciendo que Cindy se tapara la nariz y la boca, en algunos momentos hacía intentos por vomitar haciendo leves ruidos con su boca y alertando a los muertos vivientes que la buscaban.

Cada vez se acercaban más a la cama y Cindy temía por su vida, pero fuera lo que fuera no se movía ni respiraba fuerte. Fueron unos intensos minutos hasta que los zombies comenzaron a marcharse lentamente, dándose leves empujones entre sí y gruñendo.

Poco después Cindy salió asustada y su corazón latía muy rápido. Suspiró varias veces de alivio y se recostó en la cama, el olor iba desapareciendo poco a poco hasta que Cindy ya respiraba con tranquilidad.

Se dirigió de nuevo a la cocina y revisó todo de nuevo, no creía que lo que tenía guardado se hubiera desaparecido. Respiró fuerte por unos segundos y después su furia recorría todo su cuerpo.

En su cara tenía moretones gracias a la golpiza que le habían dado en el poblado cuando la desterraron.

- Malditos - Pensaba.

Poco después

Salió de su casa y observó lo que tenía puesto. Intentó rasgar la ropa de cura que llevaba puesta pero no pudo. Caminó de nuevo hasta el centro de la ciudad ya que había muchos almacenes de ropa, para su suerte, uno de los almacenes tenía las ventanas hechas un desastre, Cindy aprovechó ésto y entró sin dudarlo. Caminaba por diferentes secciones hasta que encontró la ropa preferida de ella.

Se desvistió allí mismo y comenzó a vestirse con la ropa nueva. Retiró las etiquetas obviamente y después salió de nuevo. Se sentía cansada, todo al parecer estaba en contra de ella. Pensaba en su padre que le llamaban "el sabio". Ella pensaba que todo lo que le había sucedido era por culpa de ese anciano, en sus pensamientos se repetía una y otra vez que debió matarlo hace mucho tiempo, no le importaba si era su padre, sólo le importaba ella misma y su bienestar, de resto todo le importaba un pepino.

Debía buscar algo con que luchar contra los zombies, no se fijaba en si era arma de fuego o de cuerpo a cuerpo, sólo quería tener algo en sus manos que la defendiera.

El día pasaba y no encontraba nada, sus pies no daban para más. Se volvió a sentar en una parte de la calle, sus talones le palpitaban y después se acostó. Observaba el cielo, las nubes pasaban y ella al parecer se estaba entreteniendo.

Pasó alrededor de una hora, Cindy seguía allí acostada observando el cielo sin reaccionar a nada. De repente volvió en sí y miró a ambos lados, se sentía un poco más descansada así que se levantó y siguió caminando en busca de algo que le fuera útil.

Seguía sin encontrar nada, llegó a una parte en la cual había un cuerpo inerte en la mitad de la carretera, tenía una mano mutilada y para hacerlo más asqueroso estaba lleno de hongos.

Era asqueroso ver eso, caminó un poco más y entró a una tienda de decoraciones para el hogar. Le había llamado la atención un bate de béisbol que tenían de exhibición y sin dudarlo comenzó a caminar hacia él.

- Al fin - Murmuró.

Cuando se acercaba a dicho bate, observó uno de los muebles en el cual tenía algo particular. En una de sus patas tenía una mano negra, estaba medio descompuesta y emitía un olor nauseabundo. Se tapó la boca y agarró el bate, sin más salió y se quedó viendo el cuerpo lleno de hongos que antes había visto.

Continuará... Capítulo 56

El Despertar ZDonde viven las historias. Descúbrelo ahora