CAPITULO 46: GUERRA V

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Seguía con mis padres en aquella cafetería y poco después salimos a caminar. Estaba en medio de los dos, los tenía abrazados y mi sonrisa no se borraba por nada. De repente cerré los ojos por un momento y cuando los abrí estaba en la cama de mis padres, en medio de ellos viendo una película en la noche, lo que en algunas veces hacíamos. En medio de mis piernas había un recipiente lleno de palomitas de maíz con azúcar. Todos comíamos a la vez mientras veíamos el televisor. Me sentía de nuevo en casa, de hecho nunca me había sentido tan feliz y tan cómodo. 

Me levanté y tomé el recipiente con palomitas pues ya estaba casi acabado. Me dirigí a la cocina y llené de nuevo el recipiente con más palomitas. De repente, todo se empezó a tornar negro. Miraba hacia todos lados, las paredes se empezaron a oscurecer, al igual que el recipiente y en ese momento me desesperé. Corrí hacia el cuarto de mis padres y allí los vi, movían sus manos como si se estuviesen despidiendo a la vez que iban desapareciendo. 

- ¡NOOOO! ¡VUELVAN! - Grité desesperadamente mientras sentía como una lágrima bajaba por mi mejilla. 

D repente abrí los ojos, me levanté apurado y grité:

- ¡No se vayan!

Julian, Mariana y el tipo que desconocía estaban alrededor de mi, Mariana estaba desesperada y Julian tenía cara de preocupación. Pude notar que estaba sudando mucho, la respiración la tenía acelerada y tenía mucho calor. 

- ¿Que te pasó? - Preguntó Julian mientras me daba palmadas en la cara, tenía la mirada perdida.

No reaccionaba a nada, me sentía extraño y como si fuera poco, había algo en mi cuerpo que no parecía andar bien pero no sabía que era.

Mariana, estaba asustada y murmuró:

- Wi.. ¿Will..iam? 

Giré a verla lentamente y después quedé perdido en su pelo rubio. Ese pelo que tanto me encantaba y me enloquecía que combinaba a la perfección con su rostro.  Poco a poco recuperaba la razón hasta que reaccioné por completo.

- ¡Mierda, la guerra! - Dije mientras me levantaba en seguida y buscaba mi arma.

De repente me di cuenta de que no habían disparos, por lo que se me hizo muy raro.

- No Will, es mejor que te quedes aquí - Me dijo Julian mientras me miraba fijamente.

- Pero quiero ayudar, nos van a robar todo si perdemos. o peor aún, nos van a matar igual.

- Tranquilo, por el momento las cosas están a nuestro favor... o eso creo, la cosa es que no te encuentras bien y debes estar refugiado, por lo pronto tendrás que esperar a que todo termine.

- Él tiene razón - dijo el tipo que curaba a Mariana - Tienes un poco de fiebre y parece que no estas en condiciones de estar bajo presión.

Mariana seguía observándome, bajé la mirada y asentí.

Julian se dirigió hacia la puerta y la abrió.

- Buena suerte - Le dije.

El me observó por un rato y cerró la puerta, caminé hacia Mariana y ella me dio un fuerte abrazo.

De nuevo en la guerra:

La iglesia tenía en su interior a los Cuervos Rojos, ellos al parecer habían hecho una estupidez pues no iban a tener escapatoria. Jerry por otro lado, le dijo a los demás hombres que rodearan la iglesia. Todos lo hicieron y apuntaron hacia ella. 

De repente, el guardia que traicionó a Cindy informó que había una salida secreta, Jerry soltó el arma un momento y lo observó con seriedad.

- Dime en donde termina para sorprenderlos - Le dijo Jerry.

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