CAPITULO 85: CINDY IX

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— ¿Quieres seguir escuchando la historia? —Le pregunté a Cindy un tanto confusa.

—Si me traes más comida creo que sí.

—Veo que tienes hambre.

—No sabes lo que he tenido que hacer para calmar un poco mi hambre.

Le sonreí un poco y fui a traerle más arroz. Después de un par de minutos, volví y vi que Cindy trataba de buscar algo, sin dudarlo le pregunté:

— ¿Qué haces?

Ella giró en seguida rápidamente y respondió:

— Oh... Busco mi cuchara.

—Pero... la tienes en la mano.

Ella estaba actuando extraño y me estaba empezando a causar desconfianza y por más que la quisiera y por más feliz que me sintiera por haberla encontrado, sospechaba de algo, no era la misma de antes, algo malo ocurría con ella y muy probablemente no dudaría en hacerme daño.

—Sígueme contando la historia—Dijo sentándose y recibiendo el plato.

—Bien, te sigo contando...

En la historia:

Salí del edificio con Luis, le notaba un poco raro y era aceptable, después de lo que le había hecho merecía ese comportamiento.

A punto de alejarnos del todo del lugar, Luis se detuvo y me observó, después dijo:

—Mantente alerta, si sientes algo extraño me avisas. Todo está vacío y podemos ser un blanco fácil para esas cosas.

Estaba nerviosa, de nuevo en las calles con ese peligro rondando o vigilándonos desde cualquier punto de la ciudad. Sentía escalofríos, todo parecía ser parte de una ciudad fantasma... Bueno, se podría decirse que lo era. El día estaba gris por lo que le daba un aspecto tenebroso a las calles solas y llenas de cristales rotos, escombros y basura.

Después de caminar unos extensos 30 minutos, llenos de temor, angustia y desespero, llegamos a un barrio el cual se me hacía un poco conocido. Luis me señalo varias direcciones, por lo que supuse que era la posición de las tiendas en las que íbamos a saquear la comida y demás.

Antes de que nada, Luis me guío hasta una casa de color verde y la puerta de color negro. Después, tomó un palo delgado y lo pasó por debajo de la puerta. No entendí muy bien lo que Luis estaba haciendo, quise ahorrarme la pregunta ya que lo iba a saber después que él terminara. Después, Luis comenzó a tirar del palo y seguido de esto, unas llaves salieron, Luis las tomó y abrió la puerta lentamente.

Ingresamos al lugar y Luis apuntaba con su arma. Estaba nervioso y esperaba encontrar a algún familiar, pero desafortunadamente la casa se encontraba vacía.

—Bien... Creo que esto me lo esperaba. Si encontré las llaves donde normalmente las dejan significa que alguien de mi familia debe estar vivo. Sólo espero poder encontrarlos a tiempo.

—Tranquilo, ellos deben estar bien. Debes pensar en eso o de lo contrario los malos pensamientos te van a consumir.

—Eso espero. Debería estar con ellos...

Decidí quedarme callada, creo que no debía hablar de más, después lo que le hice andaba con mucho cuidado. Se sentó en una silla que había en la sala y respiró profundo. Caminé hacia él lentamente observando el suelo y le dije:

—Oye... Con respecto a lo de ayer... Me siento muy apenada, perdón...

Noté que Luis me miró a los ojos y contestó:

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