(+21) (Libro 3) Las situaciones que sucedieron entre Adrián y Alysha causaron lo dolorosamente inesperado. Sin embargo, a pesar de que la última intención del médico cirujano fue para protegerla de sí mismo y sus demonios, este no pudo evitar que un...
¡Ay! Esta imagen no sigue nuestras pautas de contenido. Para continuar la publicación, intente quitarla o subir otra.
Capítulo 2.
— ¿¡Cómo qué el Doctor cumple años!? ¿¡Hoy también!? — Mi madre me preguntó con suma atención, perpleja, de la misma forma que yo me había quedado hace unos minutos atrás.
— Pues... — Dejé caer mis hombros. — ¡Pues sí! ¿Qué puedo decir? Hoy también es su cumpleaños. — Confirmé entre dientes.
— ¿Y por qué no nos habías dicho nada? Quizá hubiéramos podido preparar algo un poco más sofisticado. — Jimmy estaba confundido.
— Porque... Porque... — Ni siquiera sabía cómo explicarme, ya que las cosas entre Adrián y yo habían surgido de manera diferente. — Las cosas entre él y yo han estado un poco complicadas.
— ¡Ahora con mucha más razón exijo que venga a la fiesta, hija! ¡Tiene qué asistir y visitarnos! — Mi madre insistió con firmeza, siendo muy melo-dramática. — ¡La última vez que lo vi, me aseguró que vendría!
— Ya sé, pero... — Negué al mismo tiempo que suspiré con pesadez. — No creo que venga. — Confesé. — Pero estoy corta de tiempo, así que nos veremos en la tarde. — Le di un beso a cada uno con cierta prisa mientras comencé a marcharme.
Mis padres asintieron, pero me observaron con cierta preocupación. Querían hallar alguna respuesta más clara de lo que sucedía conmigo y Adrián. Irónicamente, mostraron la misma expresión que mi hermano mostró hace unos minutos atrás. Realmente, parecían desilusionados de que no viniera.
No pude evitar disimular mi malestar y mi dolor. No quería preocuparlos, y mucho menos en un día como hoy, ya que era de celebración.
Cuando salí de mi hogar, fui directamente hacia mi vehículo. Un extraño sentir me invadió, poniéndome los pelos de puntas, mientras abría la puerta.
Sentía cómo si me estuvieran observando...
Con disimulo y discreción, miré en diferentes direcciones, especialmente hacia la casa de los padres de Jesse, lugar al que yo le daba la espalda mientras terminaba de subir al vehículo.
🔹
De camino al hospital, no solamente el tráfico terminó de completar mi estado de estrés al creer que llegaría tarde, sino que no dejaba de pensar en cómo manejaría mis rondas de práctica en el piso de cirugía cuándo sabía que las probabilidades de ver al ojiverde eran elevadas. Casi seguro.
Cuando estacioné el vehículo en el estacionamiento múltiple, me quedé apoyada sobre el volante por unos segundos mientras sonaba Adaptation de The Weeknd, tomando bocanadas de aire. Quería que mi corazón se apacigüara un poco, ya que el hecho de que él y yo lo habíamos dejado, no significaba que no siguiera sufriendo los jodidos estragos del amor.