(+21) (Libro 3) Las situaciones que sucedieron entre Adrián y Alysha causaron lo dolorosamente inesperado. Sin embargo, a pesar de que la última intención del médico cirujano fue para protegerla de sí mismo y sus demonios, este no pudo evitar que un...
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Capítulo 24.
(Adrián).
La fiesta estaba por llegar a su final, pero nunca pensé que me encontraría en plena situación con Alysha...
—No sé quién demonios canta, pero me gusta... —reí a carcajadas mientras que ella se apoyaba de mi cuello, riendo sin parar—. ¿Sabes qué? Dame más de esa mierda... —le quité el vaso lleno de alcohol y le di un sorbo de sopetón.
—¡Pero no te lo acabes todo, hombre! —Alysha estaba hipando por lo achispada que la hacía sentir el alcohol, pero eso no impidió que arrugara la nariz de esa forma tan peculiar que lo hace—. Y la canción se llama "Mine" de "Bazzi".
—Creo que no estamos sintonizados con los gustos musicales —bufo y vuelvo a tomar de su bebida después de ella, bailando como dos locos y sin idea.
«Jamás creí que una situación como esta y a su lado me hiciera sentir tan libre...»
—Es que eres muy mayor para mí —murmura sobre mi boca entre risas.
—Tienes razón. Tengo gustos anticuados —enarco las cejas sobre sus ojos, mirándola con adoración. Por una jodida vez, no quería que esta felicidad se agotara—. Además, tu abuela me riñó.
Alysha estalló en carcajadas...
—Me dijo que era muy mayorcito para ti. ¿Como la ves?
—Que quiere joder a mi futuro novio solo por tener un culazo de puta madre.
—Aly, por Dios... Creí que dirías algo más convincente que eso.
—No hay nada más convincente y real que eso —me hace pucheros—. Eres malditamente hermoso. Hasta a mi se me antoja fastidiarte hasta el cansancio con esos tiernos ojitos que tienes y que me causan frenesí.
Me ruborizo como un idiota y trago saliva, sintiendo como el hueco de mi estómago se remueve por las cosquillas involuntarias.
—¿Por qué tienes que ser así? —insiste al sujetar mis mejillas desde su baja estatura.
—Estás borracha —me niego a que me halague cuando ella es mucho más hermosa y perfecta.
—Sí, tal vez... Pero eso no quiere decir que no digo la verdad.
—Punto a tu favor, lengua viperina. Mi oscuro ángel y yo sabemos lo habladora que eres.
—¿Tu "oscuro ángel"? —engrandece sus hermosos ojos achispados sobre los míos, con su nariz rozando la mía, mientras que yo sujetaba sus caderas al ritmo de la música.
—Así le llamo a mi alter ego. Ya sabes... A mi otra personalidad. Cuando estoy de mal humor, cuando quiero todo a mi modo, cuando me gusta que obedezcas, etcétera...
