(+21) (Libro 3) Las situaciones que sucedieron entre Adrián y Alysha causaron lo dolorosamente inesperado. Sin embargo, a pesar de que la última intención del médico cirujano fue para protegerla de sí mismo y sus demonios, este no pudo evitar que un...
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Capítulo 5.
(Adrián)
En el penúltimo piso de mi futuro hospital, miraba a través de las ventanas acristaladas de mi nueva y lujosa oficina mientras en un bajo volumen escuchaba Blue Dream de Jhené Aiko, sintiéndome dueño de mi propio imperio forjado con años de estudio y trabajo.
Froté mi mano en mi barbilla, frunciendo el ceño mientras pensaba en ella. Mi oscuro ángel estaba muy alterado, con ganas de saciar la sed de poseerla.
Y, es que, sinceramente, tenía ganas de hacerla mía hasta el cansancio.
Dejarla ir me estaba costando caro. Alejarla de mi vida me resultaba angustioso y doloroso. Mis contradicciones eran implacables.
Por un lado, quería ser egoísta y tenerla a como de lugar, haciéndole caso a sus peticiones de mujer enamorada. Por otro lado, quería hacerle un bien, que entendiera que mi lado tóxico empeoraba las cosas para ella.
Pero, ¡mil carajos! Me cuesta pensar que cualquier tipo iluso pudiera pegársele como una sabandija.
— Mierda, mierda... — Murmuré por lo bajo al pasear mi mano por mi pelo con mucho fastidio. — No sé qué demonios debo hacer...
Comencé a caminar de un lado a otro, inquieto. Miré la hora en mi reloj de muñeca. Eran más de las 2:00 de la tarde. Todavía faltaban un par de horas para que Alysha terminara sus lecciones de hoy con el residente ése.
Yo no estaría jodidamente tranquilo hasta saber que ella haya estado en sus rondas de hoy con tranquilidad, sin ningún problema de testosteronas por el Doctor Jeffrey Yanius.
"¿Quién se cree qué es para tocarla en mis narices con atrevimiento?" Pensé con más fastidio.
Le gusta, y mucho. Sé que intuye que me interesa o que quizá tengo algo con ella, pero no me importaba en lo absoluto que supiera que es jodidamente mía. Él no tendría los cojones suficientes para hacerla sentir como yo lo hago.
De tan sólo pensar que otro hombre pueda tenerla me jode, hace que me hierva todo mi sistema sanguíneo.
«No, no iba a quedarme con esta incertidumbre. Tenía que saber cómo estaban las cosas con ella en mi piso, aunque me sintiera como un acosador. Ya luego tendría que pensar y analizar mejor mi situación en cuanto a Alysha».
Saqué uno de mis teléfonosdel bolsillo de la chaqueta de mi traje y presioné el número de mi mano derecha mientras fruncí el ceño al continuar con mi vista hacia la avenida.
— Garret, ¿todo está bajo control?
— Hoy usted parece más un espía que un médico cirujano, joven Wayne. — Se burla de mi con anticipación.
