Capítulo 98.

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Capítulo 98

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Capítulo 98.

—Bueno, yo quería preguntarte si tú... —presioné mis labios y decidí proseguir ya que no había marcha atrás—. ¿Tú la odias? ¿Odias a tu madre biológica? —lo miré con cuidado y cierto temor, pero ni siquiera podía deducir ni un poco lo que estaba pensando o sintiendo en el momento.

Adrián bajó la cabeza y frunció el ceño al analizar mi pregunta con mucho cuidado, suspirando profundamente para luego volver a encontrarse con mis ojos llenos de dudas.

—No... —susurró—. No la odio —me aclaró—. Desprecio con rotundidad lo que tuve que vivir por cuenta de que me haya abandonado, pero no puedo odiarla. Es complicado, pero no siento ese tipo de sentimiento hacia Johanna.

—¿Y por qué nunca la dejas acercarse a ti? —balbuceé, porque me sentía un poco nerviosa—. Digo, no insinúo nada. Solo intento entender esa situación y tu punto de vista.

—Es que es mejor así, Aly —me dijo con una seguridad que ni él mismo se creía—. Por su bien y por el mío...

—Según tú, manteniéndote alejado de ella... ¿Hará qué las situaciones entre ustedes dos sean más llevaderas? —achiqué los ojos al estudiar los suyos que reflejaban neutralidad en cuanto a sus emociones—. Al menos es lo que me haces entender...

Asintió en silencio.

—¿Y qué te hace creer que manteniéndote alejado está logrando que las situaciones entre ustedes mejoren?

—Yo.

—¿Tú? —negué con la cabeza, incrédula—. ¿Piensas qué el problema eres tú?

Soltó un suspiro lleno de pesadez y volvió a asentir.

—¿¡Llevas toda tu vida pensando qué eres el problema de esa situación que sucedió!? —con el corazón arrugado, me posicioné de rodillas y lo abracé con fuerza—. ¡Pero qué tontería que pienses eso, Andy! —acurruqué su rostro bajo mi cuello—. ¡Eso no es cierto! ¡No es verdad! —era lo único que podía decir en el momento.

Se quedó en silencio, tenso, recibiendo mi abrazo con timidez.

—¿Al menos haz intentado hablar con Johanna alguna vez? —le pregunté esperanzada.

—No —susurró—. Muchas veces ella ha intentado hablar conmigo, pero no quiero que eso pase nunca.

—¿¡Por qué!? ¿¡Ni siquiera te has tomado unos minutos para escuchar lo que tiene que decir!? —sujeté sus mejillas y lo miré a los ojos.

—Entre esa mujer y yo no hay nada de que hablar. Su destino se jodió por mi culpa y luego el mío por sus decisiones. A estas alturas de nuestras vidas, ella no tiene que venir a reclamar nada. Además, Johanna se casó y tuvo más hijos. Debería continuar dedicándole todo su tiempo a su verdadera familia, porque de mí no logrará absolutamente nada, Aly. Nada.

MCP | La Residencia ©️ (Parte 1) (¡Completa!) ✓Donde viven las historias. Descúbrelo ahora