Capítulo 102.

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Capítulo 102

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Capítulo 102.

Adrián presionó los dientes mucho peor, como si en realidad le costara responder algo que podía ser tan simple como también muy doloroso. Sin embargo, necesitaba una respuesta clara ante esa situación, ya que de una u otra forma su vida estaba vinculada con la mía desde hacía mucho tiempo. Antes de que tan siquiera yo existiera, para ser más precisa.

—Alysha, no quiero que lo nuestro se joda —su voz comenzó a quebrarse—. Es decir... —tartamudeaba, intentando explicarse—. Sé a que te refieres con esa insinuación, pero...

—¿¡Pero qué!? ¿¡Es verdad!? —tragué saliva al sentir que mi pecho dolía—. ¿¡Te enamoraste de mí solo por qué la ves en mi persona!?

—Yo... —Adrián no tenía palabras para aclararme las cosas.

—¡Con lo poco que dices lo explicas todo!

—¡No, Aly! —gritó con desesperación—. ¡No! ¡No! ¡No es como lo piensas! —colocó las manos sobre su cabeza, alborotando su cabello una y otra vez—. Escucha, tal vez puede que ese vínculo que yo tuve con ella me haya unido más a ti de alguna manera. ¡Pero no de la forma que crees! Yo...—negó con ironía—. ¡Ni siquiera sabía qué eras familiar de Georgina Nerea el día que te conocí! Cuando iba a suicidarme...

—¿¡Qué!? —engrandecí los ojos y dejé caer los brazos.

—¡Sí, carajo! —afirmó con nerviosismo, aunque parecía muy convencido—. ¡Yo me enteré mucho después! ¡Con el tiempo, Aly! ¡Cuando vi a la persona que una vez estuvo interesada en
adoptarme, a tu abuela! —me aclaró—. ¡Después fue que me di cuenta de que eras parte de su familia! ¡Tú, la niñita que una vez me interrumpió y sin darse cuenta me salvó!

Me quedé callada y sin saber cómo procesar muy bien la información. Me senté sobre el borde de mi cama y coloqué las palmas de mis manos sobre mis piernas, mirando hacia el suelo.

—Yo... Yo admito que cuando supe que estabas vinculada con ella, con Georgina Nerea, me dio una extraña curiosidad que ignoré con el pasar del tiempo. Pero como te dije una vez; cuando crecías era incapaz de verte como una simple chica. Te veía como algo más que eso; como una salvación, como un amor imposible que pensé que nunca tendría.

No entendía porqué mis ganas de llorar comenzaron a aumentar. Tal vez era la tensión del momento. O quizás la situación en la que él y yo nos encontrábamos. Me dolía sobremanera tener que darme cuenta de que me asustaba en lo absoluto que solo fuera
esa la razón por la que se enamoró de mí y no por todas las vivencias que había compartido a su lado.

—Entonces, ¿no solo te enamoraste de mí por mi parecido a ella? —tragué hondo y exhalé el aire que contenía en mis pulmones.

—¡No! ¡Por Dios, no! —frotó las manos sobre su cara y revolvió su cabello castaño al sentarse en el borde de la cama, justo a mi lado. Me miró a los ojos y soltó un suspiro pesado—. No te desvíes por ese lado, porque no tiene nada que ver con eso que piensas. No te he sufrido tantos años para esto, para que creas que me enamoré de ti por tu gran parecido a Georgina Nerea.

»Sí, es cierto que a primera instancia me dio mucha curiosidad, pero no de esa forma. Más bien, sentí admiración al ver que ella tenía una hermosa familia que desconocía y que sé que hubiese amado con toda su alma. Sí, tienes muchas cosas parecidas a Georgina. Y con eso me decanto más por tus actitudes humildes y de buen corazón. Sin embargo, Alysha Nerea, a ti te veo como mujer, como lo que eres. Porque eras, eres y siempre serás mi gran amor de toda una vida. No puedes tan siquiera pensar que las podría comparar, ya que en ella veía una figura materna hasta que Marcella Milán llegó a mi vida.

Después de haber mantenido el silencio por un rato, dejando que él se explicara, junté mis manos y entrelacé mis dedos al bajar la mirada y mirar hacia el suelo, sintiendo un gran alivio ante la situación que ya estaba ideando en mi cabeza y la cual era una suposición incorrecta.

—¿Me crees? —insistió—. Por favor, dime que me crees, porque yo creo en ti ciegamente, a pesar de que esta carta estaba prácticamente en tus manos —sus ojos verdes parecían sinceros y estaba claro que él esperaba una respuesta.

—¿Y por qué te asusta tanto que yo conozca un poco de tu origen? ¿Quién eres en realidad, Andy? —elevé las manos y las agité levemente debido a la frustración que él me hacía sentir.

Presionó los labios y esquivó mi mirada. Al no poder mediar palabras ni ofrecerme una explicación clara, se levantó del borde de la cama y me dio la espalda, nervioso y pensativo. Incluso, podría decir que él estaba temblando ante mí.

—Andy... —me levanté e intenté sujetar su mano, pero él se apartó de mí y no enfrentó mis ojos—. Adrián, ¿qué es lo que pasa realmente? —achiqué los ojos y tragué saliva al ver cómo volvió a agitar su cabello que ya se encontraba alborotado.

—Te suplico, Aly, que me perdones por no poder darte una respuesta —escuché cómo casi se derrumbaba en un bajo llanto.

—Oye... —intenté acercarme, pero cuando lo abracé por la espalda sujetó mis muñecas y volvió a apartarse—. Andy, hace un rato volviste a repetirme que no me dejarías por nada.

—Y así es, pero necesito espacio para poder seguir adelante con todo esto —sacó la carta del bolsillo y la elevó, aún dándome la espalda—. Pensé que cuando leyeras lo que decía aquí, sabrías todo de antemano. Pero me doy cuenta de que no es así. Y también sé que tu abuela me está dando la oportunidad y la privacidad para poder abrirme contigo. Sin embargo, Alysha Nerea, todavía no me siento listo para mirarte a los ojos y decirte quién verdaderamente soy.

Me quedé con la boca abierta cuando caminó por mi lado y decidió salir de mi habitación sin más. Un nudo se formó en mi garganta y no pude evitar seguirlo, alcanzándolo en el pasillo.

MCP | La Residencia ©️ (Parte 1) (¡Completa!) ✓Donde viven las historias. Descúbrelo ahora