Capítulo 28.

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Reflections - The Neighbourhood ♪

♪ Reflections - The Neighbourhood ♪

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CAPÍTULO 28

Lo miro a los ojos con pesadez, embriagada de puro placer al sentirlo hundido entre mis piernas a pesar de que estaba detenido.

Él me devolvió la mirada con más seriedad, estudiando mis expresiones, queriendo asegurarse de que se lo había afirmado con sinceridad.

Tal vez me había precipitado un poco por el orgasmo y el alcohol al aceptar lo que Adrián quería de nosotros sin precedentes. Sin embargo, desde que lo mencionó, yo estaba consciente. Además, también tenía la curiosidad de experimentarlo con él.

Era muy extraña y profunda nuestra conexión al sentirnos tan unidos aunque, irónicamente, lo estábamos en el plan fisiológico sexual. Sin embargo, en mi fuero interno sentía la necesidad de no querer despegarme nunca de él.

Sus suaves besos se posaron sobre mi mejilla y mi cuello, mordiéndolo con alevosía. Acaricié su prieto y tenso culo desde mi aprisionada posición. Presioné sus jeans a medio quitar al disfrutar la unión de nuestros sexos, sin tan siquiera un movimiento alentador por su parte.

—Esto me encanta... —suelto un dulce suspiro al sentirme llena, cerrando los ojos con armonía, acariciando los mechones de su castaño cabello, mientras continuaba regalándome cálidos besos bajo mi cuello.

—Estamos jodidos, Aly...

—Lo sé...

Se remueve dentro de mi sexo, sin querer apartarse.

—Mañana me encargaré de darte la medicación del día siguiente para evitar embarazos. Nos hemos arriesgado bastante de esta manera. De hecho, yo me he tomado muchos riesgos, pero hoy nos vamos a exceder.

—Creo que últimamente nos hemos excedido bastante —enarco las cejas al sentir el rubor en mis mejillas.

—Créeme, estoy pendiente de eso más de lo que imaginas —mueve sus caderas lentamente, causando que un gemido se escape de mi boca—. Estar adentro de ti, así, es tan adictivo. Pero al despertar me haré cargo. Sabes que siempre intento cuidarte... —besa mis labios con adoración y lentitud.

Sin esperarlo, Adrián se remueve y hace gestos, avisándome que se apartaría de mí. Cuando logra hacerlo, toma el teléfono que habíamos dejado sobre la cama.

Mi expresión cambió a la de disgusto. Me levanté del colchón al intentar recomponer mi postura mientras la cabeza me daba vueltas.

—¿Por qué esos gestos de niña malcriada?—me sonríe muy socarrón al quitarse de sopetón las botas, los jeans, y el boxer, dejando las piezas en el suelo—. ¿No habrás creído que ya te has librado de mí?

Mi ojos se engrandecen y se iluminan, sin evitar reflejar emoción en mis expresiones, mordiéndome el labio inferior al sentir un leve rubor y cómo el cosquilleo en mi vientre era inminente.

Adrián rueda los ojos al acercarse nuevamente hacia mí, escrutándome con la mirada desde su altura. Sus ojos estaban más claros al mostrar seguridad.

Mis piernas chocaron contra el borde de la cama al sentir que me acorralaba. Tragué saliva con el corazón desenfrenado.

—Aly, yo... —tartamudeó nervioso y percibí cómo sus mejillas se tiñeron levemente por el rubor—. Quiero que... —suspiró exasperado al intentar mediar las palabras que necesitaba decirme—. Ya que al despertar te tomarás el anticonceptivo del día después, quiero esta oportunidad para disfrutarte.

Sonrío al negar, sin entender a qué se estaba refiriendo.

—Creí que ya lo estábamos haciendo...

Asiente y posa su pulgar sobre mi labio inferior, fijando su mirada en la mía con determinación.

—Tú me has dado muchos regalos, incluyendo la felicidad que estoy sintiendo justo ahora. Sin embargo, no solo han sido obsequios para una ocasión como hoy, sino que me has ido obsequiando situaciones inolvidables a través de mi vida. Pero, así como tú te has arriesgado a luchar de alguna manera por esto que estamos teniendo, yo quiero regalarte lo que nunca le he dado a nadie. ¿Entiendes? Vas a ser la primera mujer que me va a tener de verdad, sin límites, sin medidas... —comienza a teclear en su teléfono y lo configura al instante, vinculándolo a mi reproductor de música.

Luego, apagó la lámpara de la mesita de noche que se ubicaba junto a mi cama, al igual que presionó el interruptor de las lucecitas que colgaban del techo, quedándonos a oscuras.

—No entiendo... —parpadeo repetidas veces, sin apartar la mirada de la suya.

Adhiere su nariz a la mía.

—Aly, siento que debo aprovechar ahora que tengo los niveles de OH por las nubes... —sus labios se posan sobre los míos—. Quiero terminar adentro de ti sin nada de por medio —confiesa—. Quiero venirme adentro de ti y sentir esa sensación. Quiero ser tuyo, si me lo permites —sus mechones rozan mi frente al mirarme a los ojos, acariciando mi mejillas con la yema de sus dedos.

A pesar de la oscuridad que nos invadía, podía ver sus ojos claros a través de los vagos reflejos de la luz de la luna que se filtraban por las ventanas.

Él estaba siendo sincero al esperar una respuesta con paciencia...

Una melodía de fondo en un bajo volumen invadía nuestro silencio con armonía. Podía reconocer el tema Reflections de The Neighbourhood al ser una de nuestras bandas favoritas.

Tomé una profunda bocanada de aire al elevar mi cabeza un poco más...

—Ojitos bonitos, no solo el alcohol me pone más habladora —acaricié su pulcra barba de varios días con suma suavidad, sintiendo cómo un escalofrío invadía mi cuerpo por completo—. También logra sus efectos comunicativos contigo.

Me dedica una sonrisa sincera mientras se mantenía en silencio, ruborizado al afirmarlo en sus narices.

—Yo... —balbucea—. Yo... —traga saliva y suelta el aire que estaba conteniendo sin darse cuenta—. Yo te necesito. De verdad que todo esto no es lo mismo sin ti —hace referencia a su compleja vida—. Te necesito con todo mi ser. Te necesito como un adicto necesita su dosis de droga. Te necesito como mi frío corazón necesita bombear sangre. Te necesito como el oxígeno que me cuesta respirar cuando estás cerca de mí, como ahora —su boca se entreabre con dulzura sobre la mía, cerrando los ojos con ternura, relajado, a gusto de mi cercanía.

Termino de bajar mi vestido a medio quitar, sin dejar de saborear unas palabras que me estaban llenado el alma, cerrando los ojos de igual forma que él.

—Siente esto... —sujeta mi mano con suavidad y la coloca sobre su pecho.

Siento el latir de su corazón con exigencia...

—Este es el corazón de tu jefe, de Adrián Wayne, de Andy, y del hombre que siempre te ha querido desde que era un chico —su nariz le hace cosquilla a la mía y me incita a abrir los ojos junto a los suyos—. El corazón de tu hombre, mi niña bonita.

Acapara mi cuerpo al sujetar mi cintura, piel con piel, sintiendo nuestra desnudez.

—Estoy muy jodido, Aly. Muy jodido de verdad. Pero decidí esforzarme, porque ya no puedo ver cómo cada vez te dejo ir. Ya no puedo. No más, ¿me oyes?

Cierro los ojos, deseando que estos momento no acabaran nunca...

—Abre los ojos... —apoya sus dedos sobre mi mandíbula, logrando que mire el verde llamativo y claro que se reflejaba a través de la oscuridad—. No tienes que creer que es un sueño. Estoy enamorado de ti. Y sé con certeza que no habrá espacio para nadie más en mi jodido corazón, te lo aseguro.

MCP | La Residencia ©️ (Parte 1) (¡Completa!) ✓Donde viven las historias. Descúbrelo ahora