(+21) (Libro 3) Las situaciones que sucedieron entre Adrián y Alysha causaron lo dolorosamente inesperado. Sin embargo, a pesar de que la última intención del médico cirujano fue para protegerla de sí mismo y sus demonios, este no pudo evitar que un...
¡Ay! Esta imagen no sigue nuestras pautas de contenido. Para continuar la publicación, intente quitarla o subir otra.
CAPÍTULO 52
(Adrián)
Me encontraba atendiendo llamadas que de momento se me hacían aburridas. Amaba mi trabajo más que nada, pero estar con Alysha y tenerla como mi novia me tenía totalmente distraído.
«¿Para qué negarlo?»
Lo único que quería hacer en todo momento era disfrutar de su amor y de su compañía. Necesitaba recuperar casa segundo y cada minuto que no estuve con ella en algún momento de mi vida.
Estaba en el penúltimo piso, en la oficina que, en algún momento, será totalmente mía. A pesar de que me había acostumbrado a obtener lo que quería como sea, en mi fuero interno, aún no podía creer todo lo que lograba con creces.
Ser director del departamento de cirugía general era un propósito que había anhelado desde que comencé a ejercer en el «Hospital General de Puerto Rico». No obstante, ser el futuro dueño del lugar no estaba en mis planes, aunque no me desagradaba del todo. Era mucho más poder para mí y más puertas abiertas en el mundo de la medicina.
Colgué una de las tantas llamadas que había recibido en horas de la tarde, poniéndome de acuerdo con algunas figuras importantes de la medicina para reuniones, convocatorias, y convenciones médicas al lado de otros directores de distintos y prestigiosos hospitales de Puerto Rico y Estados Unidos.
Froté mi barbilla y recosté la espalda sobre el cómodo respaldar de mi asiento. A pesar de que también pensaba que tendría que llamar a mi padre antes de que él mismo lo hiciera, lo único que tenía en mi jodida mente era a mi pequeña.
Esos labios carnosos y suaves, esos ojos brillosos que me miran con amor, esa sonrisa tierna, la forma en la que mueve sus párpados cuando me coquetea, su cuerpo tan sensual y natural reaccionando a mi presencia...
Presioné los ojos y exhalé el aire de mis pulmones, pero a gusto, sintiendo un hormigueo en mi abdomen y en mi pecho, porque Alysha volvió a calmar mi jodido humor.
«Volvió a controlarme», pensé.
Ella no lo sabía, pero era capaz de tener un control absoluto sobre mí. Total y absoluto...
«Me jode saberlo y tener que vivir con eso», sonrío mentalmente.
Me arqueo sobre el asiento y saco el iPhone del bolsillo de mi bata médica, dándome cuenta de que en este momento mi niña debe estar realizando ese ridículo examen.
De verdad esperaba que le fuera de maravilla. Algo no me cuadraba con ese asunto. Sentía que era una excusa más del residente para joderla al intentar controlar los movimientos de ella.
—Joven Wayne, ¿está sordo? —Garret me saca de mis pensamientos.
—Claramente, no —le digo—. Solo que llevas quejándote de tu jardín desde hace un rato y dejo todo eso en otra parte de mi cerebro.
