Capítulo 72.

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Capítulo 72

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Capítulo 72.

Cuando siento que cierra la puerta detrás de él, remuevo mis pies bastante desinquieta, presionando mis manos en el interior de los bolsillos de la bata médica que tenía puesta sobre mi poca ropa.

Adrián frunce el ceño y se cruza de brazos, estudiando mi comportamiento con curiosidad.

—¿Qué sucede? —suelta un bufido muy engreído y me examina de arriba hacia abajo—. ¿Y por qué estás vestida así? —ríe incrédulo.

«Bien, Nere... Hora de poner en marcha los juegos de manipulación que tanto te ha enseñado».

—Bueno, lo que sucede es que me pediste que bajara hasta aquí de inmediato y yo solo obedecí —desabotoné la bata médica y la extendí, mostrándole la razón de mi vestimenta.

Sus ojos como platos me dieron un repaso de comprobación. Se relamió sus labios discretamente y tragó saliva.

—Entiendo... —la voz casi se le atora en la garganta, pero mantiene sus brazos cruzados—. Es que me pongo ansioso al saber que tienes la intención de decirme algo.

—Así es, mi querido amor —me acerco y apoyo mis manos sobre sus brazos, posando un casto beso sobre su mandíbula.

Sus mejillas se tiñen levemente y alza la mirada, esforzándose para no volver a darme un repaso.

—Habla —me alenta.

—Solo si aceptas antes de decírtelo.

Suelta varias carcajadas sonoras e incrédulas, negando con la cabeza como el engreído que suele ser.

—No voy a aceptar nada hasta que me digas —me da la espalda y camina hacia su escritorio, apoyándose sobre el borde de este con sus manos—. Quiero pensar que te estás haciendo la pendeja y como que no conoces mi forma de actuar.

Le sonreí con suficiencia, porque me di cuenta de que me resultaría más divertido de lo que creía en un principio.

Caminé hacia él al dejar de sujetar la bata sobre mi cuerpo y dejé que me observara. Apoyé mis manos sobre su nuca y noté cómo la vena de su cuello brotaba cuando parpadeó repetidas veces ante mi contacto.

—Por favor... —lo miro muy coqueta al pestañear repetidas veces—. Solo quiero que digas que sí y me complazcas.

—Siempre que puedo lo hago —sus ojos se pasean por mi blusa sumamente corta y mi ombligo descubierto. Carraspea e intenta aclarar su voz—. Si no me dices, entonces no podré hacerlo.

«Vamos lográndolo, Nere».

—¿Pero lo harás? —me remuevo cerca de su cuerpo y siento el prominente bulto de su entrepierna muy cerca de mi vientre—. ¿Sí? —le sonrío y acerco mi boca hasta la suya.

Sus ojos se embelesaron en los míos y volvió a relamer sus labios cuando acaricié su cabello en la parte posterior de su cabeza.

Justo cuando entreabrió sus labios para darme la repuesta que esperaba y ansiaba, la enfermera Garret entró a la oficina y nos pilló coqueteando.

MCP | La Residencia ©️ (Parte 1) (¡Completa!) ✓Donde viven las historias. Descúbrelo ahora