Capítulo 73.

31.5K 2.3K 587
                                    

Capítulo 73

¡Ay! Esta imagen no sigue nuestras pautas de contenido. Para continuar la publicación, intente quitarla o subir otra.

Capítulo 73.

(Jesse).

Me costaba asimilar que Andy y Nere me hayan visto la cara de estúpido. «¡Malditos hijos de puta! ¡Son unos malagradecidos!»

Para el peor de los colmos, Nere se atrevió a desafiarme en mis narices cuando fue a buscarlo a la casa de mis padres el día de la fiesta de su metiche hermano.

«¿¡Pero cómo puede ser tan desgraciada!? ¡Después de lo bien que la he tratado!»

Tenía que verlo con mis propios ojos, tenía que ver cómo ese bastardo hijo de puta me había robado a la que creí que sería mi mujer. Por eso había ido al hospital donde trabaja el que creí mi amigo.

Presioné los documentos que tenía en mis manos y luego los tiré sobre mi escritorio. No podía concentrarme. Me mordí los nudillos al no poder creer que ellos dos realmente estaban revolcándose como perros. Lo había sospechado desde un inicio, pero quería creer que eran ideas mías.

«¡No puedo aceptarlo!»

Me levanté de mi asiento y lo tiré con fuerza hacia un lado. Me asomé en la ventana de mi despacho e intenté controlar mi puta ira al fumar un cigarrillo.

—¿¡Hasta cuándo seguirás lamentándote como un idiota, Jesse!? —Amanda me sacó de mis pensamientos. Estaba sentada sobre el sillón de mi despacho y no dejaba de agotarme la paciencia.

Ella quería que hiciéramos algo al respecto. Insistía en que deberíamos hacerle la vida imposible a ambos, y no podía estar más de acuerdo que en estos momentos.

Llevaba semanas tratando de tragarme toda la rabia y el rencor por el que creí que era mi amigo. Pero lo único que deseaba era acabar con él de una maldita vez.

«Todos los que me traicionan de mala manera deberían pagar de la peor forma para ellos y de la mejor para mí, con la muerte o pudriéndose en una puta cárcel donde no puedan ver la luz del sol en mucho tiempo».

—¡Jesse!

—¡Cállate la puta boca de una vez, Amanda!

—¡Sí lo piensas tanto no lo podremos llevar a cabo! ¡Debemos actuar, y es ya! —Amanda había pensado en un plan que podría joder lo que esos dos traicioneros tenían, pero yo no estaba muy seguro de que funcionara.

—¿Y si no qué? —inhalé el humo de mi cigarrillo y lo exhalé exasperado.

—Si no funciona, encontraremos otra forma. Pero llevas días encerrado en este maldito despacho que ya parece una pocilga, y sin hacer nada al respecto. Ellos no merecen ser felices si no es con nosotros a su lado, aunque francamente me importa una mierda lo que suceda con Nere. Solo quiero a Andy para mí.

—Yo debería acabar con él de una vez y por todas —la voz se me atraganta en la garganta por la rabia que sentía al imaginarlos revolcados en una cama, él teniendo lo que jamás pude—. Se acabarían los putos dolores de cabeza en cuanto a él.

—¡De ninguna manera lo matarás! ¿¡Estás estúpidamente loco!?

—¡La loca eres tú por estar enamorada de una sabandija como él!

—Mira quien lo dice, el hombre que vive obsesionado con la mujer que se revuelca con esa "sabandija".

—Si no quieres recibir una buena paliza, entonces no me lo sigas mencionando —volví a inhalar el humo de mi cigarrillo, harto de odio—. ¿Que tiene ese cabrón infeliz que ustedes se mojan por él? Es un malnacido.

—¡Ya basta, Jesse! —la muy estúpida parece ofendida.

—¡No lo defiendas cuando nos ha humillado a ambos! —le grité—. ¡La única razón por la cual no acabo con su vida es por tus ridículos ruegos!

—¡Y aunque tanto lo desees, no sería tan fácil como lo dices! Te recuerdo que cuando no está solo, su chófer vigila por él. Y tampoco es cualquier persona. Es exagente del FBI y también tienen sus poderosos contactos. Ese hombre podría matarte en el momento que lo crea conveniente y no le sucedería nada.

—¿¡Podrías irte de una vez!? ¡Intento decidir si tu plan es bueno o no! ¡Además, no quiero sexo! ¡Estoy harto de ti con tu obsesión por ese cabrón muerto de hambre que salió de la nada! —me acerqué a ella con la furia a mil por hora.

—¡Adrián no es cualquier hombre, así que no te dirijas a él de esa forma!

Me reí con fastidio, pero la ira pudo más conmigo mismo y no dudé en bofetear su cara desde donde se encontraba sentada.

—Tú a mí no me tienes que decir cómo carajo debo dirigirme a ese hijo de puta. Le di mi confianza y le ofrecí mi amistad por muchos años, y mira cómo me pagó. Él no es alguien a quien le deba rendir mis respetos. Dime, ¿qué tiene Andy que siempre hace quedar mal a muchos de mis colegas y amigos?

—¡Y a ti! —escupió con rabia al cubrir su mejilla.

—¡Dime!

—¡Qué es más hombre que muchos! —volvió a gritar al levantarse del sillón—. ¡Y es mucho más hombre que tú! ¡No tienen ni siquiera punto de comparación!

—¿¡Pero cómo te atreves a compararme con semejante cabrón? —la agarré del brazo y la sacudí violentamente.

—¡Es la verdad! ¡Ni siquiera mereces indignarte por la comparación! ¡Ni siquiera mereces ser comparado con él! ¡Además, puedo entender a la estúpida de Nere! —sus ojos eran pura furia al escupirme sus palabras—. ¡Adrián lo tiene todo! ¡Todo lo que una mujer puede desear! ¡Y para tu información, es un maldito dios en la cama! ¡Cosa que tú jamás podrás sustentar!

—¿¡Podrías dejar de elogiarlo por una puta vez en tu vida!? —la solté y casi se cae contra el suelo de mi despacho—. ¡Si quieres que acepte tu plan, más te vale no enfrentarme de esta manera! ¡Y mucho menos cuando se trata del bastardo Adrián Wayne! ¿¡Qué diablos él hace para que las ponga a todas pendejas!? ¡No eres la única que actúa de esta forma por ese infeliz!

—¡No lo entenderías! —continuó gritando con furia.

—¿¡Qué carajo tengo que entender!? —apagué el cigarrillo y lo tiré con fastidio hacia el cenicero de mi escritorio—. ¿¡Cómo te comió el cerebro a ti y a muchas más!? ¿¡A toda la gente que gira entorno a su alrededor!? ¡Es un manipulador de mierda, un arrogante que se cree que tiene el mundo a sus pies por ser un doctorcito de alta alcurnia! ¡Nada nuevo!

—¡Es más que eso!

—¡Me vale mis huevos en este momento! ¿¡Por qué no te largas de una vez y me dejas asimilar todo esto!? Hacerle daño físicamente a Nere no era algo que estaba en mi cabeza.

—Pues... ¡Deberás actuar y no acobardarte! ¡Si la quieres tener, así como yo quiero a mi hombre, tendrás que asumir ciertas consecuencias!

Le di la espalda y decidí abrir una botella de licor puro, tomándome un trago a la fuerza.

—Lo pensaré...

MCP | La Residencia ©️ (Parte 1) (¡Completa!) ✓Donde viven las historias. Descúbrelo ahora