(+21) (Libro 3) Las situaciones que sucedieron entre Adrián y Alysha causaron lo dolorosamente inesperado. Sin embargo, a pesar de que la última intención del médico cirujano fue para protegerla de sí mismo y sus demonios, este no pudo evitar que un...
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Capítulo 36.
Cuando la clase terminó y salí de la sala de reuniones junto a los demás internos, me acerqué a Gloria, quien se había mantenido al otro lado de la mesa.
Suspiré con cierto aire de alivio al sentir que había terminado la mitad de mi deber. A penas eran las 11:00 de la mañana, pero quería cumplir con Adrián lo antes posible. Por suerte, el doctor Jeffrey Yanius no se había demorado más de lo estimado con las lecciones, así que el tiempo comenzó a jugar a mi favor.
—Entonces, el doctor Wayne y tu son... ¿Novios? —preguntó Gloria más que curiosa y emocionada—. ¡Por Dios!
—Shh... —coloqué el dedo índice sobre mis labios y enarqué las cejas—. Bueno, eso ha dicho él.
Gloria niega con la cabeza repetidas veces al soltar varias carcajadas llenas de ironía.
—Quien lo diría... La cerebrito de los internos y el futuro director del departamento de cirugía.
—¿Cómo qué "quien lo diría"? Tú no te quedas atrás —reitero—. La novata interna que adora los animales y niños con el residente de alto rango más arrogante de la sala de emergencias.
—¡Pero no somos novios! —masculla en un susurro lleno de emoción.
—Pero se acuestan o se acostaban —achico los ojos dudosa—. Bueno, ya no lo sé...
Gloria carraspea y se cubre la boca por unos segundos al esquivar mi mirada mientras se ruboriza.
—¿Qué? ¿Qué pasa? —le pregunto con extrema curiosidad, esperanzada de que me diera algunos detalles al respecto.
—Nos... seguimos acostando —confiesa.
Sin embargo, mi mente se quedó procesando la información como cuando la memoria de una computadora está muy cargada. Mis despistes continuaban intactos.
Gloria se dio cuenta de que no captaba y puso los ojos en blanco...
—¿En serio, Nere? —bufó—. Nos seguimos acostando, mujer...
—Bueno, era una situación que ya me esperaba.
—Pero no el hecho de que sigue con Lily.
—¿¡Pero qué demonios!? —mascullo impresionada.
—Lo sé...
—¿Quieres que envíe a Kenneth para que le explote una teta?
—¿Qué? ¡No!
—¿Entonces? —enarco las cejas y presiono los dientes.
—Después te lo explico con detalles, Nere, pero tienes que saber que no es eso solamente.
—Ay, por Dios.
—Mjm.
—Habla —solicito al mirar la hora en mi reloj de muñeca.
