(+21) (Libro 3) Las situaciones que sucedieron entre Adrián y Alysha causaron lo dolorosamente inesperado. Sin embargo, a pesar de que la última intención del médico cirujano fue para protegerla de sí mismo y sus demonios, este no pudo evitar que un...
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Capítulo 19.
Kenneth se había apartado del marco de la puerta para entrar a mi habitación por completo. En cambio, yo intentaba alisar mi vestido lo mejor que podía al sentir mi cabeza dar vueltas.
—Yo iba a sentir que moriría de intriga. "Iba", porque estos dos ojitos que tengo acaban de ver a un bombonazo recién venido saliendo de esta habitación —da leves saltitos al acercarse a mí para arreglar mi cabello con sus dedos.
—Por favor, Kenneth, no exageres...
—¿Perdona? —lo veo a través del espejo posar su mano sobre su pecho, actuando, como si realmente estuviera ofendido—. No soy yo el que está arreglando ese hermoso y sexy vestido que traes sobre tu cuerpo. Uno que, al parecer, funcionó —enarca las cejas con suficiencia y picardía—. Oh, por Dios... —suspira envalentonado—. Es que hasta te dio un jodido beso delante de mí, de un infeliz interno como yo —ríe más que emocionado al provocar leves aplausos con sus manos.
Pongo los ojos en blanco al realizarme los últimos retoques en mi rostro y en mi cabello con su ayuda.
—Es que, si te soy sincero... ¡Estás más que radiante! ¡No es que dude de mi homosexualidad, pero algo me dice que si yo hubiera sido heterosexual, estaría detrás de esas piernas y de ese culo voluptuoso que ha evolucionado, mujer! ¡Me siento satisfecho con el trabajo que creé en ti! —alza la mirada con arrogancia y diversión al evaluarme de arriba hacia abajo, queriendo estar seguro de que todo estaba bajo control—. ¡Siento como si yo mismo lo hubiese conquistado y derretido, pero a través de ti! ¡Así que me tendré que conformar con eso!
—Lo he conquistado desde que era un chico —le confieso con sinceridad y con la intención de darle más detalles.
—Hieres mi alma. Eres una mala amiga al echarme en cara todas esas... cosas —niega al cerrar los ojos muy teatral.
—O la mejor de todas al darte más detalles, pequeños detalles que son sumamente importantes y que se tratan de él.
Asiente muy analítico y divertido. Cruza sus brazos y ríe abiertamente.
—Tienes razón. Pero está bien, puedo amarte y odiarte a la vez.
Antes de tirar de mi mano para volver a dirigirnos hacia el exterior, mira hacia mi cama, frunciendo el ceño y luego mirándome a los ojos al enarcar las cejas muchísimas veces.
—Los detalles cuentan, pero con esto me basta para saber que está siendo una buena fiesta de cumpleaños.
—¡Mierda, pero que detallado y curioso eres, amigo!
—Ya sabes que es mi especialidad. Y más cuando se trata del hombre más hermoso del hospital.
Asiento entre dientes al darle la razón.
—Sí... —gruño por lo bajo al esquivar su mirada—. Es muy hermoso. Inclusive, podría decir que su belleza es sumamente peligrosa —sacudo levemente la cabeza—. Pero bueno, olvidemos esas cosas y volvamos.
