Capítulo 86.

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Capítulo 86

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Capítulo 86.

Después de habernos regalado más caricias y besos entre la comodidad de nuestra mezcla personal con el olor a sexo, perfume, y alcohol, solo nos colocamos en cada lado de la cama, mirándonos a los ojos sin tocarnos.

Me aferré a la tela suave de las sábanas de su cama y las arrugué contra mi pecho mientras apreciaba sus ojos claros desde mi lado y en silencio. Ambos estábamos cómodos ante nuestra desnudez. La tranquilidad era placentera y llena de paz. Él estaba posicionado de forma lateral al igual que yo, cara a cara. Y debo mencionar que estaba apreciando las vistas de su trabajado cuerpo.

«¿Para qué negarlo, Nere?»

—¿Qué pasa, Ojitos Bonitos? —le pregunté al notar que continuaba embelesado en mi rostro, observándome como si estuviese estudiando mi comportamiento.

—Nada. Solo aprecio lo increíble y maravillosa que eres —musitó por lo bajo—. Eres muy valiente —asintió para sí mismo y soltó un leve suspiro pausado—. Lo digo por todo esto y por cualquier otro ámbito. A veces pienso que tienes demasiada valentía, tanto que rayaría en lo ridículo.

—¿Eso piensas? —le sonreí agotada, como si un camión me hubiese pasado por encima.

Él asintió y apretó los labios al desplazarse un poco sobre el colchón para estar más cerca de mí.

—Eso creo, Aly —me corrigió, pero eso no era nada raro viniendo de él—. Debo aceptar que... —tragó saliva, pero se mantuvo serio y calmado—. Debo aceptar que te he subestimado mucho, mi pequeña. Sigo recalcándolo...

—Andy, solo espero que no me hagas llorar ahora, después de la tremenda y dura metida que me has dado... —comencé a frotar mis párpados al sentir un nudo en la garganta, pero él soltó una suave carcajada al poner los ojos en blanco.

—Hace un rato te tenía invadida en más de un lugar y no lloriqueabas por ese tipo de sentimentalismo.

Me reí con él ante su comentario y continuó mirándome con cuidado. Quería comprobar si yo me sentía bien y cómoda. Pero cuando me di cuenta de que estaba preocupado —aunque no lo demostraba—, decidí calmarlo.

—Andy, te conozco... —acaricié su rostro con suavidad—. Estoy bien. ¿Por qué te torturas así después de que ambos lo disfrutamos? Me has hecho disfrutar muchísimo. En serio.

—¿De verdad? —frunció el ceño y su rubor comenzó a ser evidente—. Sabes que me gusta que te sientas cómoda en ese aspecto. Lo menos que quiero es que te sientas ultrajada, incómoda, o molesta por ciertas situaciones que ocurran entre nosotros en el sexo.

—Créeme —lo miré directamente a los ojos, sin apartar mi mano de su mejilla—, lo menos que me haces sentir son esas cosas en el ámbito sexual. Lo que siento contigo cuando hacemos esto no tiene un punto de comparación para describir lo bueno y único que es. Yo sé que te cuesta creerlo, pero te prometo que te amo con todas tus pendejadas. Eres especial e inigualable para mí.

MCP | La Residencia ©️ (Parte 1) (¡Completa!) ✓Donde viven las historias. Descúbrelo ahora