(+21) (Libro 3) Las situaciones que sucedieron entre Adrián y Alysha causaron lo dolorosamente inesperado. Sin embargo, a pesar de que la última intención del médico cirujano fue para protegerla de sí mismo y sus demonios, este no pudo evitar que un...
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Capítulo 7.
Eran más de las 5:00 de la tarde. Suspiré con un poco de pesadez mientras me encontraba en uno de los vestidores del piso de cirugía al momento de recoger algunos libros junto a mis apuntes, ya que los había dejado en uno de los tantos casilleros.
La semana próxima tendría mi primer examen en el área de cirugía general. Sin embargo, no podía evitar que una pizca de preocupación brotara en mi interior, pensando que no solamente me ocuparía de realizar mis exámenes con eficiencia, sino que también tendría que ocuparme de mantener a raya al hombre más manipulador del hospital.
"¿Exámenes del internado y Adrián Wayne en una misma ecuación? No podría ser una buena combinación para mí."
Sólo esperaba hacerlo bien y por mis propios méritos. Tampoco podía permitir que él interfiriera de ninguna manera, por muy mínimo que sea.
Aunque me sentía un poco cansada por el largo día de ayer y hoy, decidí irme del hospital lo antes posible para llegar a mi hogar y celebrar el cumpleaños de Jimmy.
Me dolía pensar que un día tan especial como hoy, sería menos gratificante para mí al saber que el hombre que amo cumple años en la misma fecha que mi hermano, y que por circunstancias de la vida, no estaría con él gracias a su abrupta decisión.
También me resultaba una verdadera lástima que Kenneth no pueda estar conmigo en ésta etapa del internado, en cirugía general. Todo hubiera sido más pasable para mí si estuviera presente con sus ocurrencias. Él ya había tomado sus cursos básicos en el área, razón por la cuál a veces nuestros horarios no concordaban al momento de nuestras rondas.
Cuándo salí del vestidor, tenía la mochila sobre mi hombro mientras sujetaba tres pesados libros en mis brazos, los cuáles cargaba como si se me fuera la vida en ello, porque, prácticamente, en el hospital, son parte de mi vida.
Al acercarme al primer ascensor que vi, achiqué los ojos, reconociendo que el mismo era dónde Adrián me hizo experimentar un descarado orgasmo. Fruncí mis labios con fastidio al volver a pensar en él de forma involuntaria.
Presioné el botón como pude y me giré, dándole la espalda al ascensor. En el mismo instante, mi teléfono vibró en el bolsillo de la camisa de mi uniforme.
—Ay, no —murmuré por lo bajo con fastidio al intentar agarrarlo con dificultad—. ¿Por qué la gente siempre llama cuándo estás ocupado o tienes las manos llenas?
Una vez que logré apoyar el teléfono entre mi oreja y mi hombro, respondí.
— Qué sea rápido, por favor. — Le dije a Kenneth un poco apresurada por el peso de los libros.
— Uy, ¿así es cómo lo dices cuándo estás en plena acción? — Ríe con exageración mientras que yo pongo los ojos en blanco. — Cariño, sólo te llamo para pedirte permiso.
