Capítulo 84.

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Capítulo 84

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Capítulo 84.

—Quiero que te inclines boca abajo sobre la cama y eleves ese culo para mí —me ordenó—. Y no preguntes —me advirtió cuando sintió que yo iba a hacerlo.

Le hice caso y me posicioné como me pidió. Esperé su próximo movimiento. Adrián rodeó la cama en silencio y fue hacia su armario. Cuando regresó, lo hizo con algo en la mano que no logré ver muy bien.

Él se subió a la cama y se colocó justo detrás de mí, dejando lo que trajo hacia un lado. Luego, sujetó mi cuello con rudeza y me elevó un poco, posando su boca sobre mi oreja. Sonrió muy engreído y presionó su dureza contra mis nalgas.

—Qué obediente, mi niña —susurró—. Ahora voy a quitarte esa linda tanga y ese sujetador. No quiero que estorben las vistas de lo que es jodidamente mío. ¿Sí?

—Sí, Andy...

—Bien... —volvió a sonreír muy complacido y me desnudó por completo desde nuestra posición—. Ya veo que de verdad me quieres obedecer por voluntad propia —sentí sus labios muy cerca de mi nuca, haciendo que las cosquillas en mi vientre incrementaran por las ansias—. No sabes cómo eso me complace, pequeña. ¿Es qué quieres complacer a tu hombre?

—Andy... —solté un suspiro más que encantada.

—¿Tengo qué volver a repetirlo? —volvió a sujetar mi cuello al pegar su boca contra mi mejilla.

—Quiero... Quiero complacerte... —mi pecho subía y bajaba con brusquedad, sintiéndome expuesta junto a él.

—¿Por qué tiemblas, bebé? —comenzó a plasmar besos sobre mi cuello mientras sus mechones lacios causaban cosquillas en uno de mis hombros—. ¿Es qué todavía no te acostumbras a mí?

—No es eso... —gemí con gusto ante sus besos y su piel pegada a la mía desde atrás—. Es que nunca sé qué esperar de ti...

Sujetó mi quijada y me hizo mirarlo a sus ojos claros.

—Estoy enamorado. Tampoco sé qué esperar de mí mismo —sus labios jugaron con los míos al rozarlos con suavidad, dejándome sentir su cálida respiración—. Pero de lo que sí estoy muy seguro es que me llena por completo tenerte, sea de la forma que sea. ¿Lo entiendes?

—Sí, lo entiendo... —asentí y cerré los ojos con sumo gusto al sentir su lado dominante.

—Esa es mi niña. Ahora deja que yo me encargue de todo como me gusta —mientras sostenía con cierta fuerza mi cuello, mordió mi hombro de forma voraz, haciendo que presionara mis párpados por instantes—. Me complace en lo absoluto que te sientas mía —su boca se asomó muy cerca de la mía, mirándome con absoluta seguridad, palpándose de mi vulnerabilidad—. Me llena de mucho placer que entiendas que eres solo para mí.

—Solo para ti... —susurré muy expectante.

Él bufó con arrogancia y presionó mi cuello. Apretó sus labios y los asomó sobre mi oreja.

MCP | La Residencia ©️ (Parte 1) (¡Completa!) ✓Donde viven las historias. Descúbrelo ahora