Capítulo 56.

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Capítulo 56

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Capítulo 56.

Cuando me duché, envolví una toalla en mi cuerpo, y salí del baño, me dirigí hacia la cama, donde había colocado el vestuario que usaría. Quería estar cómoda, así que opté por una falda de tubo de color negra encima de mis rodillas y una cómoda blusa blanca de seda que iba abotonada discretamente sobre mis pechos. Eran diseños más recatados, pero sabía que se vería elegante casual sobre mi pequeño cuerpo.

Después de escurrir mi largo cabello, me coloqué ropa interior de encaje, justo del mismo color que mi blusa de seda. Tenía que admitir que desde que comencé a acostarme con Adrián, había aprendido mucho más sobre la ropa interior provocativa. De alguna manera, me gustaba sentirme sensual ante sus ojos.

Me miré en el espejo de las puertas corredizas del armario que Adrián había catalogado como mío. Observé cómo mi cuerpo se ceñía bajo la tela de mi ropa interior que era acompañada por unas blancas medias de lencería fina. Mis piernas resaltaban de manera descarada.

Moví mis caderas para ver mis marcadas nalgas. El tono se había avivado bastante y algunas marcas de sus dedos estaban más rojizas que antes.

«Mierda, sí que tiene las manos pesadas y agiles para esta cuestión», enarqué las cejas mientras continué examinando mi piel con atención, levantando más el culo para observarlo mejor. «¿Por qué esto no me desagrada?»

—¿Estás bien? —Adrián me pilló desprevenida, causando que me detuviera en seco. Comenzó a desabotonar su camisa gris de vestir.

—Eh, sí —le mostré una sonrisa tímida y de medio lado, sonrojándome.

Me giré y le di la espalda, sintiendo cómo a lo lejos sus ojos le daban un repaso a mi cuerpo semidesnudo.

«Sé que te gusta lo que estás viendo, papi...»

Me coloqué la falda de tubo, mientras que él terminó de quitarse la camisa, mostrando su torso y su trabajado abdomen. Caminó por mi lado con normalidad y revolvió su lacio cabello para luego quitarse su pantalón, su boxer, y sus zapatos, quedándose totalmente desnudo ante mis ojos.

Casi se me hace agua la boca al ver su bendecida virilidad. Todavía era demasiado para mis ojos y para mi mente tener que asimilar que todo eso puede estar adentro de mí.

Adrián me sonríe con una expresión tierna y me da la espalda, yéndose al baño.

«Uf, Nere... Este no es momento para otro round. Céntrate».

🔹

Habíamos llegado a un lujoso restaurante localizado en el centro de la capital. Relativamente, los mejores lugares se ubicaban cerca de su edificio y su mansión. Aunque evidentemente yo no estaba acostumbrada a una vida rodeada de lujos, podía percibir cómo él sabía manejarla mejor que yo.

MCP | La Residencia ©️ (Parte 1) (¡Completa!) ✓Donde viven las historias. Descúbrelo ahora