(+21) (Libro 3) Las situaciones que sucedieron entre Adrián y Alysha causaron lo dolorosamente inesperado. Sin embargo, a pesar de que la última intención del médico cirujano fue para protegerla de sí mismo y sus demonios, este no pudo evitar que un...
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Capítulo 45.
—Carajo, Andy... —comienzo a lloriquear con puro sentimentalismo.
Jamás había pensado que esto sucedería. Pero aquí estaba, justo delante del hombre de mis sueños, de mi ilusión desde que era inconsciente, de mi amor antes de tan siquiera haberlo sabido.
En vez de sujetar el estuche, lo abrazo con locura y escondo mis lágrimas en su pecho. Mi cuerpo temblaba, pero esta vez se debía a la emoción.
—¡Claro que quiero ser tu novia, mi Ojitos Bonitos! —sorbo por la nariz al continuar acurrucada sobre su pecho.
—Aly... —intenta calmarme bastante sorprendido—. Mi niña, ¿pero por qué te pones así? —eleva mi cabeza y seca las lágrimas con su mano desocupada.
—Es que... Es que... —hipeo.
—¿Qué, Aly? —insiste y sus mejillas se tiñen por el rubor.
—Es que lloro de felicidad, de desahogo... No sabes cuánto he tenido que luchar para que volvieras a creer en que de verdad estoy enamorada de ti y que te amo. Eres un ser muy, muy difícil, pero te amo con locura, Andy. Esto es tan irreal...
Me rodeó con ambos brazos y me abrazó al inclinarme un poco, regalándome un dulce beso a pesar de que mis lágrimas continuaban descendiendo.
—No es irreal, mi niña —separó su boca de la mía y me miró a los ojos—. Quiero que seas la novia de Adrián Wayne. La primera y la única. ¿Qué tan difícil puede ser entenderlo? —volvió a abrazarme y acarició mi cabello al dejarme acurrucada sobre su pecho y bajo su cuello—. Sé que te cuesta creerlo, a mí también. Pero quiero esto... Para mí, es un sueño sentir que la mujer que me ha gustado toda mi vida sea mi novia en este preciso momento. Pero es parte de la propuesta, y espero que ahora lo puedas entender.
—¿Qué? —aparté mi cabeza de su pecho y lo miré con mis ojos engrandecidos.
—Sí, Aly —aceptó con sinceridad y presionó sus labios, agachándose y elevándome en sus brazos como una bebé, rodeando su escritorio y sentándose en su prodigioso asiento conmigo—. Mi propuesta se basa en que aceptes lo que acabamos de probar y esto... Qué seas mi novia. Podemos tener un punto medio, y yo aceptaré la parte que te beneficia a ti ya que tú estás dando todo por lo nuestro. Tú aceptas esa parte de mí cada vez que yo lo desee, y yo acepto lo que tú dispongas en nuestro noviazgo.
—¡Claro que sí! —apoyo mis manos sobre su nuca y escondo mis ojos en su cuello—. ¡Acepto todo esto!
—¿En serio? —me hace mirarlo a los ojos, dedicándome una perfecta sonrisa de niño bueno.
Asentí y nuevamente sacó el estuche del bolsillo de su traje, mostrándolo con más seguridad, aunque percibí que tragó saliva.
—Confieso que... —se ruboriza bajo mi cuerpo—. Confieso que lo compré en mi último viaje a Francia. Iba a pedirte que fueras mi novia con una cena y todas las comodidades. Ya sabes...
