Capítulo 77.

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Capítulo 77

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Capítulo 77.

Después de un par de minutos, Adrián había estacionado el vehículo, aunque se mostraba más serio que antes, como si su felicidad se hubiese empañado, trayendo de vuelta su intenso temperamento.

—Tranquilo, Andy... —acaricio su rostro al ver que suspira un poco estresado—. Solo es una película, una simple cita.

—Eso no es lo que me pone de mal humor —me aclara en un frío susurro al mantener su mandíbula tensa—. Es por Jesse. Me está hartando su insistencia hacia ti. Y si continúa jodiendo y sacándome de mis casillas...

—Oye... —giro su cabeza y hago que me mire a los ojos—. Estoy bien. Mírame, estoy aquí contigo. Además, no debemos permitir que él joda nuestra existencia.

—Pero lo hace, Aly —su respiración se agita un poco—. Lo hace malditamente intencional. Estoy seguro de que es su propósito, joderme mentalmente.

—Entonces, no lo permitas —insisto con firmeza y dulzura—. Eres mucho más inteligente y estás a la altura. No caigas en sus juegos mentales, Andy.

—Bien —extiende una de sus manos con el entrecejo fruncido y presiona sus labios—, dame tu teléfono —sus ojos claros destellan con notoriedad.

—¿Qué harás? —se lo entregué.

—¿Cómo que qué haré?—tecleó en mi teléfono, pero no pude evitar observar su enojada expresión.

«Me estás excitando, Ojitos Bonitos».

—No entiendo porqué todavía tienes su número de teléfono guardado, pero ya lo he borrado —masculla por lo bajo. El hombre se me estaba descontrolando.

—¿Cómo que no sabes? Me regalaste ese teléfono y solo inserté la tarjeta SIM del anterior. Además, no hubiésemos sabido que Jesse fue el que llamó si no lo tuviese guardado. De todas formas, no me interesa. Está bien, Adrián.

Él me escuchaba, pero mantenía su vista fija en la pantalla de mi teléfono al continuar tecleando.

—Ya no volverá a llamarte —me lo entrega al alzar la mirada—. Lo he bloqueado —espeta—. Y si intenta comunicarse contigo de alguna manera, tendrá que hacerlo conmigo. ¿Quién carajo se cree para seguir llamándote? Soy tu novio. Ese cabrón no puede continuar llamándote como si le pertenecieras.

—¿Podrías... relajarte? —me quedo estupefacta por instantes.

—No me voy a relajar. Si me sigue hartando le voy a romper la vida y me voy a olvidar que soy médico. Él no puede pasar por encima de mí, Aly. Entiéndelo... —me mira con enfado—. He trabajado muy duro y de manera incansable para tener un poco de paz en mi vida.

—Lo entiendo.

—Nadie puede entenderme...

—Yo sí.

MCP | La Residencia ©️ (Parte 1) (¡Completa!) ✓Donde viven las historias. Descúbrelo ahora