(+21) (Libro 3) Las situaciones que sucedieron entre Adrián y Alysha causaron lo dolorosamente inesperado. Sin embargo, a pesar de que la última intención del médico cirujano fue para protegerla de sí mismo y sus demonios, este no pudo evitar que un...
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Capítulo 55.
—¿Tú qué haces aquí? —es lo primero que le pregunto a Jesse, sin evitar que mi lengua viperina se me zafara—. ¿En qué momento te quedará claro que no quiero saber nada de ti?
—Y ya veo el por qué —bufa con una expresión irónica. Nos mira con superioridad, como si fuese merecedor del mundo—. Fue tan fácil para ti sacarme de tu vida por estar revolcándote con quien creí que era mi mejor amigo —se cruza de brazos—. Y es lo que vine a comprobar. Además de que no puedo creer que he sido tan estúpido para no darme cuenta desde el principio de que trabajaban en el mismo lugar.
Adrián rodea mi cintura y me mantiene a su lado. No mostraba ninguna expresión en su rostro angelical, aunque sí parecía más calculador y distante.
—Ay, Jesse, por favor —mascullé, porque comenzaba a disgustarme su actitud—. Deja de hablar tanta basura por una vez en tu vida. Aquí el que menos derecho tiene de reclamar de que me he estado revolcando con otro eres tú.
—De todas las personas que hay en este mundo, ¿por qué con él? —escupe.
—Vamos, Aly —Adrián intenta hacerme girar sobre mis pies para alejarme de Jesse.
Sin embargo, soy capaz de obedecerle ya que no quería seguir perdiendo mi tiempo entre las sandeces de Jesse.
—¡Dime! —grita cuando le damos la espalda y Frankie nos escolta—. ¿¡Por que tenía que ser con este bastardo malnacido!? ¿¡Por qué con este hijo de puta que no vale nada!?
Una profunda rabia nació como un mal augurio dentro de mí al sentir cómo Adrián sujetó mi mano con más firmeza, intentando controlar su actitud por los comentarios hirientes de Jesse.
Pero yo no pude contenerme. No tuve el poder de aguantar las ganas de ir hacia su dirección decidida y con la respiración agitada.
—Aly... ¡Aly! —me gritó Adrián cuando me zafé de su agarre.
Le propiné una fuerte y contundente bofetada a Jesse, causando un leve eco ensordecedor en el aire.
—¡Cállate! —le grito con rabia—. ¡Cállate de una vez! ¡Deja de ofenderlo, maldito hijo de la gran puta!
Adrián y Frankie se acercan, pero mi novio rodea mi cintura con más vehemencia e intenta alejarme de la presencia de Jesse, quien sonreía en mis narices.
—¡Aly, mi amor! —Adrián trata de calmarme, pero se lo hago imposible al querer salir de sus brazos ya que tenía la intención de seguir enfrentando a Jesse por la rabia que me consumía.
—¡No sabes cómo me arrepiento una y mil veces de haber creído en ti! ¡En una basura como tú! ¡Pero no te necesitamos en nuestra vida, Jesse!
—¿¡No!? —lo escucho cuando Adrián casi me obliga a alejarme con una fuerza impresionante—. ¡Pero es que esto no se quedará así, malditos traicioneros! ¡No sabes lo que tú estás haciendo al preferirlo a él! —continúa gritando y me perfora el alma escuchar como continúa ofendiendo a Adrián—. ¡Él ni siquiera merece estar vivo!
